No existe otra manera de llegar a ser un buen piloto más que con lo aprendido en las diferentes experiencias que con el tiempo como motociclistas hemos adquirido. La experiencia de un piloto es su tesoro más valioso. Ella puede salvarle la vida.
Con la experiencia un piloto además de atesorar recuerdos y vistas hermosas en su mente, afina sus habilidades como conductor, lo que le permite mantener la calma bajo situaciones imprevistas o de mucho estrés, que trae como consecuencia la capacidad de tomar mejores decisiones, la experiencia de un piloto le permite llegar a un nivel de serenidad y auto control que puede significar la vida bajo circunstancias a las que todo motociclista sabe que se enfrenta día a día.
Un piloto experimentado puede llegar a un punto en el que pareciera que vive unos minutos adelantado en el tiempo por su habilidad para predecir las acciones incluso de los demás.
Finalmente no son más que repeticiones de escenas que seguramente ya ha vivido antes. Ahora sabe que antes de tomar cualquier decisión tiene que voltear a todas partes para observar el resto del entorno.
La tolerancia es otro de los atributos que un la experiencia un piloto adquiere y la tolerancia señores es el primer requisito que un piloto debe cumplir antes de acelerar a fondo.
Un buen piloto sabe que la velocidad no lo define como tal, lo que forma un buen piloto es reunir la mayor parte conocimientos y herramientas que con la experiencia ha adquirido y ponerlos a trabajar juntos cada que sale a rodar.
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