Podría parecer una broma, pero no. Un motorista llevó la moto a su taller de confianza y a los pocos días descubrió que habían estado conduciendo su máquina a 222 kilómetros por hora.
- La historia comienza el pasado lunes 6 de abril cuando una motero salmantino lleva su motocicleta a un concesionario oficial de la marca para solucionar un problema de velocidad que llevaba sufriendo varios días. Hasta ahí todo bien, es al día siguiente cuando empieza a sospechar.
“Me di cuenta de que estaban utilizando mi moto gracias al localizador GPS de Komobi Moto que tengo instalado en el vehículo desde hace unos meses. Tras dejar la motocicleta en el taller me aparece una notificación de Komobi en mi teléfono móvil – moto arrancada -, un aviso que hace siempre el dispositivo cuando arranco la moto. Yo sabía que los del taller tenían que usarla, y así me lo confirmaron desde el concesionario cuando llamé, lo que no esperaba es todo lo demás”, explica.
“Una hora después de que cogieran mi moto, volví a revisar la aplicación de Komobi para poder ver la ruta que habían hecho (supuestamente alguien del taller) y saber así en todo momento qué habían hecho con mi moto. Entonces, al ver en detalle toda la ruta en la aplicación pude comprobar que mi moto se había puesto a 222 km/hora. Una auténtica pasada”, relata el salmantino.
El afectado había comprado este dispositivo a modo de sistema antirrobo y servicio de asistencia en carretera. En cambio, ha podido enterarse de todo gracias al localizador GPS que lleva integrado y que muestra toda la información de rutas y viajes que se hacen en la moto
Un acto como este se considera delito y podría acarrear multas de gravedad, la pérdida de su empleo o incluso prisión. “Lo primero que sentí fue enfado, y después una sensación de impotencia de decir qué están haciendo con mi moto, ya que yo se la llevo para que la reparen, no para que se pongan a jugar con ella”, explica la víctima.
Sin noticias del taller
De momento la víctima continúa a la espera de que le devuelvan su moto y lo cierto es que tampoco ha recibido mucha más información por su parte. “Desde el taller no tenían ni idea de que tenía instalado mi localizador GPS de Komobi. No sabían que tenía conocimiento en todo momento de lo que estaban haciendo con mi moto. Entonces, una vez que vi todo esto, llamé al taller para ver qué había pasado y qué estaban haciendo con mi moto. Lo único que me dijeron que no tenían ni idea de lo que había ocurrido, y que hablarían con el responsable para saber todo y que me contestarían algo. Solo me dijeron que si llegaba una multa se harían cargo. También me comentaron que se iban a disculpar conmigo, pero no he tenido noticias de ellos”.
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