0 0
Read Time:2 Minute, 54 Second
Los efectos de la pandemia y la falta de chips (entre otros factores) han provocado un drástico parón en las fábricas que está trayendo muchas consecuencias al sector.

El stock de motos (y coches) se ha visto drásticamente reducido. Entre las secuelas del cierre por coronavirus, el no tan lejano accidente en el Canal de Suez, los trámites burocráticos entre Reino Unido y la UE o el actual desabastecimiento de componentes electrónicos, han provocado un notorio parón en las fábricas.

El propio Eric de Seyenes, Presidente y Director General de Yamaha Motor Europe, ha explicado que los efectos de la pandemia en las cadenas de suministro están durando más de lo esperado y por eso no todos los productos han estado disponibles cuando tenían que estarlo. Nos referimos por ejemplo a la escasez chips, estos semiconductores son indispensables (entre otras cosas) para los sistemas de freno ABS, las unidades de control o las llaves inteligentes. La demanda actual de estos productos es tan alta, que muchos fabricantes y proveedores tienen que parar su producción cada dos por tres ante la falta de los mismos.

Según la consultora global AutoForecast Solution, en lo que va de año este desabastecimiento de componentes electrónicos ha provocado que se dejen de ensamblar nada más y nada menos que 8,21 millones de vehículos (entre turismos, camiones, autobuses y motocicletas). Solo en nuestro país, en el primer semestre se vivió una caída del 21,6% en comparación con las mismas fechas del 2019.

A la escasez de estos componentes, hay que sumar los efectos del coronavirus, que se ha convertido en el talón de Aquiles de las cadenas de suministro y producción mundiales. Cerca del 90% de los bienes industriales y de consumo se transportan por vía marítima y a día de hoy, los contenedores que hay en los océanos son extremadamente escasos. Hace no mucho, el puerto de Yantian (China), el cuarto más grande del mundo, tuvo que cerrarse temporalmente por culpa de un brote de Covid-19. Como consecuencia, los cargueros tuvieron que esperar hasta 16 días para poder atracar, lo que supuso que en algún momento estuviesen atascados frente al puerto más de 130 buques portacontenedores.

A la tensa situación provocada por el naufragio del Ever Given en marzo de este mismo año, hay que sumar el hecho de que el tiempo en los plazos de entrega se ha duplicado. Por ejemplo, el trayecto Shanghái-Chicago, que tardaba unos 35 días en la época prepandémica, ahora tarda 74 días. Además, a esta tardanza hay que sumar el incremento de los costes de estos viajes, porque de un año a otro se han disparado casi un 600% en algunos casos. Hace apenas un año, un contenedor enviado de Shangai a Rotterdam costaba menos de 2.000 dólares, actualmente cuesta 12.000 dólares.

Todo esto ha provocado que las fábricas vivan momentos realmente delicados. Si las fábricas se quedan sin el material necesario la producción se para y los concesionarios se quedan vacíos, lo que se traduce en clientes descontentos y, paralelamente, despidos de empleados ante la falta de producción. Como en el caso del proveedor de automóviles Magneti Marelli, que en septiembre llegó a despedir a 1.500 empleados por la escasez de chips (principalmente).

La Asociación Europea de Fabricantes de Motocicletas ACEM pidió ayuda en septiembre a la Comisión Europea para desbloquear este problema y conseguir que el suministros de chips vuelva a ser el que era. Veremos cuándo se resuelve el problema.

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %
ale.garciamontes
ale.garciamontes@gmail.com

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *