Moto de ensueño: Suzuki RGV250R la dos tiempos más deportiva

A finales de los años ochenta y principios de los noventa hubo una generación de motos deportivas de calle que eran auténticas réplicas de las de carreras. Las 250 dos tiempos eran lo más: mucho más ágiles y dóciles que las pocas 500 que hubo, auténticos demonios entre curvas. La Suzuki RGV 250 fue una de las más destacadas, y aunque con cuentagotas llegó a nuestro país. La que ves es una de las más recientes (1994) de la la última versión, a partir de 1991, con horquilla invertida y 62 CV para solamente 139 kg de peso. Esta se vende en Iconic MotorBike y aunque cuando vimos el anuncio partía de 5000 dólares, la puja ya ha superado los 10.000 y sigue subiendo…

Suzuki RGV 250 R 1994

La moto que ves está muy bien conservada, pese a que ha tenido su movimiento: original de Australia en 1994, se importó a Estados Unidos en 1997 con menos de 5000 kilómetros y quien la compró, actual propietario, le hizo otros 10.000 aproximadamente. Esta moto apareció en un artículo sobre deportivas usadas en la revista americana Rider Magazine unos veinte años después de la compra (agosto de 2017), curiosamente.

Suzuki fue la primera marca japonesa en lanzar una moto de calle réplica de las suyas de Gran Premio: en 1983 la primera RG250 Gamma con motor bicilíndrico paralelo y chasis de aluminio dio paso en 1988 a la primera RGV (motor en V), que para 1991 sufrió cambios estéticos y de parte ciclo (horquilla invertida) y es la que hemos visto por aquí (muy contadas). Poco después se cambió el basculante “banana” por este que ves en esta 1994 con refuerzo.

Su motor V2 de un cigüeñal y admisión por láminas daba de serie 62 CV a 11.000 rpm y con escapes algo más abiertos pasaba de los 70 CV, una cifra notable para sus solamente 139 kg de peso. Ideal para amantes de los dos tiempos, los “carbonillas” gozarán con los vídeos del arranque en frío (con cosas olvidadas como accionar el estárter y darle patada a la palanca) y sobre todo del breve paseo que grabó el vendedor como prueba de estado… Si a alguno os toca la lotería y me queréis hacer feliz, ya sabéis qué me podéis regalar.