Hasta hace poco cada noticia acerca del futuro de la movilidad era peor, “peor” si eres como yo aficionado al mundo del motor, a las motos (y los coches) más allá de como medio de transporte, y como vehículo de ocio y placer. Ahora, por fin, una buena noticia: varios países, encabezados nada menos que por Alemania, han dado un paso al frente para parar esa ilógica escalada y nos dan esperanzas. El futuro ya no parece tan negro ni tan poco razonable, empujado por ideas o políticas tan radicales.
Más allá de 2035
Hace pocas semanas la Unión Europea confirmó la prohibición de vender coches y furgonetas nuevos con motor de combustión a partir de 2035. Esta propuesta no incluye las motos ni ciclomotores (¿de momento?), y afecta no solo a coches de gasolina o diésel sino también lógicamente a los híbridos de cualquier tipo, una de las cosas absurdas porque son claramente un camino hacia un aire más limpio… Cabe recordar que es una prohibición de venta, la circulación o “uso” parece que alcanzará hasta 2050… aunque a tan largo plazo ya veremos cómo se regula eso y por dónde podrán usarse (los núcleos urbanos será el primero sitio “prohibido” seguramente).
¿Qué ha conseguido Alemania? Que se abra la puerta, de momento una rendija, a que se puedan seguir vendiendo vehículos con motor de combustión a partir de 2035. El argumento incide en uno de los puntos débiles de la normativa “cero emisiones” (que de hecho es muy mejorable) y es que obviaba la existencia de la gasolina sintética, cuyo uso ofrece un “balance cero” de CO2. Esta gasolina, o “e-fuel”, se genera por medios cien por cien renovables, es química de laboratorio a gran escala: con electricidad de origen eólico o solar se obtiene hidrógeno del agua, y ese hidrógeno se combina con CO2 del aire para generar hidrocarburos (gasolina). Cuando se quema, libera la misma cantidad de CO2 usada en su generación. Lógicamente en todos los procesos hay pérdidas, pero ésa es la idea, que ya es una realidad.
Alemania todavía tiene una industria del automóvil muy potente, son miles de puestos de trabajo, y han seguido sus pasos Italia, Rumanía, Portugal y algún otro, aunque de momento no España, que es otro gran productor (más miles de empleos que nos tocan más de cerca). Y la Unión Europea ha dado su brazo a torcer, admitiendo que estudiará cómo prolongan la vida de los coches de combustión con el uso de esa gasolina sintética. Como digo es un primer paso, un resquicio en una puerta que hasta ahora parecía cerrada a cal y canto: era “no” a ningún tipo de motor de combustión a partir de 2035. Ahora ya no es un “no”, y -insisto- las motos no están en ese saco, pero por si acaso es bueno que la puerta se abra porque, coches aparte, nos puede traer aire fresco también a nosotros. Esperemos que la lógica siga llegando a quienes toman de decisiones, aunque parte del daño está hecho y la industria de las cuatro ruedas europea ya ha sido empujada a una carrera que no buscó ni quería (ni merecía) hacia coches eléctricos. Desde el mundo de la moto vemos esto más tranquilos, pero… es bueno que se haya abierto esa puerta.
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