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0 Es un efecto conocido, lógico y habitual en el mercado; en tanto en cuanto las marcas hacen ofertas cada vez más interesantes sobre los precios de sus modelos nuevos, cae la venta de usados. Y es que, en ocasiones, la diferencia sobre el precio final es tan ajustada que a muchos potenciales clientes les vale la pena comprar la moto nueva por un poquito más y darse el gusto de estrenar.
En ese sentido, según la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (GANVAM), las ventas de motocicletas de ocasión cayeron un 2,7% en el primer semestre del presente año hasta situarse en un total de 144.500 unidades. La relación entre vehículo de ocasión y vehículo nuevo es de 1,8 a 1 frente a los 2,2 del mismo periodo del año anterior.
Buena parte de este retroceso de ventas hay que buscarlo en la entrada en vigor de la normativa Euro 4, la cual generó un elevado estocaje de modelos Euro 3 que fueron puestos a la venta a precios prácticamente de modelo usado por los propios fabricantes y desviaron la demanda.
El de la moto sigue siendo un mercado donde se vende esencialmente por precio. Por supuesto que rige el factor pasional pero, una vez decidido el modelo, el cliente busca siempre precio. El 85% de las ventas funcionan así y eso implica que cada cambio normativo obliga al vendedor a automatricular y bajar precios para poder deshacerse del stock. De hecho no son infrecuentes las ventas a coste, únicamente para poder vaciar almacén.
Es verdad también que siempre, cuando llega el verano, las ventas de moto usada -en la inmensa mayoría de casos, estacionales- repuntan y la tendencia parece confirmarse igualmente esta temporada estival… a falta de conocer los datos concretos.
Lo realmente curioso de todo esto es que, en cambio, las ventas de motos usadas de más de diez años suben espectacularmente; casi un 11% y suponen ya el 52% del mercado de ocasión. Un crecimiento de, nada más y nada menos, que ¡siete puntos! y que requiere de una cierta explicación ya que confluyen en esta cifra varios condicionantes.
En primer lugar se está dando un cierto factor de moda por los modelos “vintage” convenientemente personalizados. Lo retro es tendencia… y las motos no son ajenas a ello
Por otra parte la diferencia final de precio entre una de estas motos y los modelos actuales sí que es abismal y en tercer lugar -y este punto es muy importante- se trata de motos adquiridas con una cierta intención de “usar y tirar”.
Para Ganvam estos datos ponen de manifiesto la necesidad urgente de poner en marcha otro plan de achatarramiento. Lorenzo Vidal de la Peña, Presidente de la Asociación, entiende que “ahora que los ayuntamientos de grandes ciudades como Madrid o Barcelona van a prohibir la circulación de las motos sin etiqueta medioambiental por los centros urbanos en episodios de alta contaminación, es urgente solucionar el problema de la antigüedad del parque y potenciar su sustitución por modelos más eficientes”.
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