¿Por qué sigue corriendo, Valentino?

Valentino Rossi no ha tenido, simplemente, un fin de semana de mierda. Valentino ha naufragado en el Gran Premio de los Países Bajos, su “catedral talismán” de tantos años, en el peor momento posible: con su compañero de equipo Maverick Viñales ganando a Marc Márquez de poder a poder; y con la Yamaha privada de Fabio Quartararo en el podio.

Además, su pupilo Franco Morbidelli ha rematado la faena para la fábrica de los diapasones llevando su M1 a la quinta posición, aprovechándose del infame papelón de las Ducati oficiales. Rossi ha fracasado en Assen y lo ha hecho de viernes a domingo, en pleno resurgir de Yamaha como fábrica de MotoGP. Esto es así y por eso, a algunos, nos saltan las alarmas. Nos olvidamos del buen inicio del año, allende los mares. Y enseguida nos invade la pregunta: ¿Por qué sigue corriendo, Valentino?

A mí, personalmente, ya no me escondo más, me parecería bien que Valentino Rossi dejara de competir en moto este mismo año; o cuando acabe este contrato, en 2020, como muy tarde. No he dicho que me gustaría, ni que lo desee: simplemente me parece lo más razonable. Cuando se habla de la edad de Rossi, y por lo tanto de cifras (cuarenta) se nos olvida otra: quinientos. Que no es el hito histórico que ostenta de ser el último vencedor de los “bichos” de dos tiempos, sino los millones que debe tener en su cuenta corriente.

Y yo, que apenas le saco nueve años de edad, puedo certificar que llega un momento en el que estás sentado en el retrete o viendo una puesta de sol (suele pasar en momentos románticos) y te das cuenta del poco tiempo que te queda de disfrutar de la vida con la salud y energía necesarias que emulen esa perdida juventud que huyó a otros cuerpos.

Por eso, hoy más que nunca, esta pregunta (tan impertinente para algunos seguidores de Rossi) se vuelve profundamente necesaria: ¿Por qué seguir corriendo? Es el momento de poner la cuestión encima de la mesa porque la respuesta es demoledora: sencillamente, Valentino no sabe hacer otra cosa, MotoGP le da sentido a su existencia y no es capaz de vivir de otra manera.

Pero este domingo en Assen ha visto que tiene que recorrer ése camino, el del reaprendizaje de la edad madura. Tiene que reflexionar sobre ello, tomárselo tan en serio como si fuera una pretemporada, en este caso, de la temporada más larga, incierta y oscura: dejar de competir en MotoGP.

En Jerez alguien de su entorno me dijo que Valentino Rossi podría estar “dándole vueltas al asunto” …me lo dijeron literalmente con estas palabras. No lo publiqué entonces por una razón muy sencilla: porque no era una noticia. Ahora tampoco, pero lo cuento porque esto es un artículo de opinión y la noticia que sí es irrefutable es que Rossi, el mismo de los dos podios seguidos de Termas y Austin, lleva tres ceros consecutivos en Mugello, Montmeló y ahora Assen. Está sufriendo más que en los peores tiempos de Ducati, con un agravante: los pilotos que llevan su misma moto disfrutan. Y ganan, por fin.

Estoy convencido de que Valentino Rossi ha pensado “en el asunto” y no sé si haberlo abordado le está llevando a rendir menos y a tomar una decisión a medio plazo. Creo que todo se precipitará cuando la pregunta del “por qué” la cambie, para sí mismo, por un “para qué” seguir corriendo. Mientras tanto, todo es posible: desde seguir sufriendo a ser competitivo de nuevo. Pero cuando pase, cuando lo decida, por mi parte (y por supuesto) solamente tendrá mi admiración infinita por llegar tan lejos.

Me pondrá triste no poder decirle, como cada fin de temporada en los test de Valencia, eso de “gracias por tu pasión” y que él siempre agradece; pero en el fondo de mi oscuro corazón respiraré aliviado sabiendo que el viejo rockero tiene talento de sobra para aprender a vivir de otra manera.