Era ésta una cita que teníamos pendiente y que por fin pudimos realizar: Peugeot desveló en otoño pasado unas cuantas novedades, y también que distribuiría las renovadas BSA, pero hasta ahora no habíamos podido tocarlas y probarlas, aunque fuera en parte. Fuimos hasta Mijas (Málaga) para una toma de contacto con lo más importante, el nuevo scooter “adventure” Peugeot XP 400 y la BSA Gold Star 650, y de paso probamos también la versión 125 de la naked PM-01 que representa la vuelta de Peugeot a las motos, algo anunciado cuando hace pocos años cambiaron de nombre precisamente (de “Peugeot Scooter” a “Peugeot Motocycles”). Más adelante podremos probar la PM-01 300, los Django Evo, el eléctrico o el Tweet rediseñado, que completan sus novedades 2023.
Peugeot XP 400: la alternativa “adventure”
La novedad más importante del año, y de los últimos años diría, para Peugeot es este “scooter adventure” que sigue la línea que Honda inauguró tan acertadamente con su X-ADV y posterior ADV 350. Los franceses no esconden que siguen esa tendencia, un éxito de mercado, aunque aplican sus propios ingredientes a la receta: yo destacaría dos, por un lado el chasis y suspensiones (enseguida más detalles) y por otro el motor, que es el mismo del triciclo Metrópolis 400, un motor de desarrollo propio que es potente y tiene demostrada fiabilidad. Aquí monta un control de tracción ajustado para la ocasión, y también es desconectable, pero cuyo modo menos intrusivo (el activo al arrancar) es a la vez seguro y ya permite pequeñas derrapadas sobre firme resbaladizo.
Por otro lado está el chasis, hecho a medida para este modelo, muy rígido, y que cuenta con suspensiones también desarrolladas a medida, y notables: detrás, con el compromiso que significa llevar el grupo propulsor como basculante, han usado algo que me recordó a las primeras Monocross de Yamaha, con un (gran) amortiguador casi horizontal movido por un brazo o arco que viene desde la parte trasera del basculante-motor. Delante Peugeot no ha dudado en montar una horquilla “de moto” (Kayaba invertida con barras de 41 mm), sujeta por tijas también “de moto” (tija doble, inferior y superior, al contrario de lo habitual en scooter). La rueda delantera es de 17 pulgadas (detrás 15), de nuevo “muy moto”, con medidas 110/70 delante y 160/60 detrás. El asiento está a 815 mm del suelo y el peso asciende a 231 kg.
Un scooter es algo más que un buen motor y una buena parte ciclo (chasis, suspensiones y ruedas): la estética es importante y aquí Peugeot también ha tirado de elementos o estilo propios, con un diseño compacto (la rueda trasera está “fuera” del scooter que parece así más compacto) y agresivo, muy “ADV” pero más atractivo para mi gusto. Y lo que también marca diferencias en un scooter es el equipamiento: tenemos un hueco bajo el asiento (justo para un integral) acompañado de un hueco extra bajo el del pasajero, un cuadro de instrumentos amplio y mixto analógico (con el cuentavueltas “invertido” al estilo de Peugeot) y digital, llave de proximidad… no le falta nada. El precio lo refleja: 7995 euros la versión básica “Allure” y 8395 euros la “GT” que sobre todo se distingue por las llantas de radios (y sin cámara), lo colocan bastante por encima del ya popular o “instaurado” Honda ADV 300.
¿Y cómo va? Pues la primera sensación es engañosa, porque el peso y los anchos neumáticos de bastante taco (son buenos Pirelli Scorpion STR Rally) ofrecen un contacto inicial engañoso, algo torpe. Ya en marcha esa sensación desaparece y empiezas a apreciar el buen tacto de rueda delantera: realmente el Peugeot XP 400 es un scooter con comportamiento de moto, algo que ocurre en muy contados modelos (como sus rivales ADV de Honda). El motor empuja bien aunque es mejor estirando que recuperando (probamos unidades con muy pocos kilómetros y eso seguramente cambiará con más rodaje), y los frenos ofrecen buena potencia y tacto sin que el ABS salte demasiado pronto. Además de su estabilidad en carreteras con curvas lentas y no tan lentas, nos llamó la atención su comportamiento en las zonas de campo (!) o con firme muy roto que pasamos: el XP 400 las supera sin problema mientras las suspensiones trabajan bien, donde otros scooter se hubieran descompuesto (incluso literalmente). No es una moto trail ni enduro pero permite ir mucho más allá que una de carretera: recuerdo una cuesta con piedras donde gas a fondo el control de tracción permitía avanzar entre rebotes… Y el buen tacto de rueda delantera es algo de lo que muy pocos pueden presumir como este Peugeot. Gustará.
BSA Gold Star 650
El regreso de BSA, siglas de Birmingham Small Arms Company (empezaron fabricando armas en 1861), al mundo de las motos fue toda una noticia en diciembre de 2021. De la mano de Classic Legends, una empresa cuyo 60 por ciento pertenece al Grupo indio Mahindra (propietarios actuales de Peugeot), el primer modelo de la renovada marca británica es esta Gold Star 650 y será distribuida en España (y al menos otros cuatro países europeos) por Peugeot. La historia de BSA daría para escribir un libro (o más de uno), más allá de las motos fue una industria de las más potente del Reino Unido (colaborando en fabricar todo tipo de vehículos y maquinaria), pero en motos sus Bantam fueron las más populares de la historia del país (más de medio millón fabricadas hace medio siglo).
La BSA Gold Star 650 de 2023 es una moto totalmente nueva, cuyo motor es un (irreconocible) derivado del monocilíndrico Rotax de aquellas primeras BMW F650, adaptado por dentro a la Euro5 y entrega de potencia acorde al estilo de la moto, y adaptado por fuera a la estética BSA (recuerda mucho a las Clubman DBB 34). Con doble árbol de levas en culata, ofrece 45 CV a solo 6500 rpm (carnet A2 pues) con una curva de par plana (máximo par 55 Nm), para mover una moto sencilla, bastante corta y ágil (198 kg en seco y 1485 mm entre ejes) como ves en las fotos, pero muy bien diseñada y acabada. El asiento es bajo (780 mm y es estrecha) y tiene lo imprescindible: eché de menos manetas ajustables y cifras más grandes en los dos bonitos relojes (la edad no perdona la vista), porque sí trae conexión USB y de mechero… Según el color el precio parte de 7500 euros hasta 8000, para mi gusto un poco demasiado por encima de las Royal Enfield 650 (Interceptor o Super Meteor) que serán sus rivales, más pesadas pero con motores de dos cilindros.
¿Y cómo va la BSA? Para mí fue la revelación de este viaje: francamente bien, sorprendentemente suave (es de los monocilíndricos grandes más suaves que recuerdo), de comportamiento sano, posición impecable, buen empuje, buen cambio, buenos frenos, suspensiones un poco sueltas… Evidentemente no es una moto para correr o buscar límites en cada curva, pero es que incluso pilotándola activamente no dejaba qué desear, y bajando un punto el ritmo se convertía en todo un placer sentirse a sus mandos. Hubiera pasado el resto del día con ella, descubriendo rutas en los alrededores de Málaga o esquivando tormentas: es un nombre mítico que vuelve al mercado y me alegra comprobar que lo hace por la puerta grande, con un producto que parece muy maduro pese a su novedad, porque no deja de ser inédita en todo. Bravo.
Peugeot PM-01 125
Aunque teníamos en exposición también la PM-01 300, que llegará al mercado en unos meses, solo pudimos probar en esta ocasión su hermana “sin carnet” (125) que es idéntica salvo el propulsor. Estos modelos marcan un importante punto de inflexión para Peugeot, que vuelve a las motos “no scooter”, y si en foto las PM-01 me parecían extrañas en directo ganan y tienen un aire a naked moderna interesante, con su diseño anguloso pero no demasiado agresivo. Son motos urbanas y “jóvenes” y el objetivo es que sean fáciles de pilotar (para muchos será su primera moto, sean o no jóvenes) y divertidas.
Con un chasis robusto, buenas suspensiones (horquilla con barras de 41 mm) y ruedas Metezeler de 17 pulgadas (neumáticos 110/70 delante y 150/60 detrás), el asiento no está muy bajo (810 mm) pero es muy estrecha y manejable. Rondará los 3500 euros de precio (por definir) en 125, algo más la 300, y en marcha nos gustó mucho esta parte ciclo porque era noble y firme. El motor (125) nos gustó menos: extrañamente el escape era muy ruidoso (desagradable) y no destacaba por su empuje por debajo de unas 7000 vueltas, cuando sí tiraba (ofrece algo más de 14 CV) hasta unas 10.000. Por suerte el cambio ayudaba a sacarle partido (comentaron que el motor es de origen QJ chino pero el cambio ha sido mejorado por Peugeot) pero veremos cómo quedará frente a sus numerosas rivales de categoría. Nos quedamos con ganas de probar la 300, eso sí.
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