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Marc Márquez volvió a su jardín privado, Austin, a recordarle a toda la parrilla de MotoGP cómo se llama. Y quién es.

Iván Moreno (ex piloto) escribió en Twitter: “Los que está adelantando Marc ahora no saben que viene remontando desde la última posición. Cuando vean repetida la carrera más de uno va a flipar.”

En la radio, por la noche, Carla Nieto me dice que lo que le ha pasado a Marc Márquez en la parrilla de salida ha sido una bendición de Dios. El resto de contertulios asiente: ha destapado al piloto de siempre.

Y en mi pureteo irredento, yo me acuerdo de aquella frase que le dice alguien a Tom Cruise en la peli Risky Business: “En la vida de todo hombre de éxito siempre hay un momento en el que hay que saber decir: pero qué coño”.

Años (desde 2016) meses y, sobre todo, las últimas semanas debatiendo (todos:aquí los primeros) sobre cómo tenía que pilotar Marc Márquez. Y llega a Austin y pasa esto. Y él hace lo que todos hemos visto.

Y sin ganar, oigan: mejor. Está perfecto y ahora también está más claro (el año: la lucha por el título) que nunca. Este 2022 nos regalará la temporada más abierta de la historia de MotoGP. Y “que gane el mejor” debe convertirse en un axioma de fe.

La carrera, digo, la ganó (dos de cuatro) Enea Bastianini. A Bagnaia le preguntaron por qué no ganaba una oficial. “Ni de las nuevas” (mal de muchos: las dos Pramac, la de Marini…) fue su respuesta.

Álex Rins está ganándose su contrato 2023 a golpe de podio. Dato: de los diez primeros de parrilla de sábado, sólo Pecco y Marc tienen contrato el año que viene. Así corren, también, el domingo.

Aleix Espargaró se fue de Termas siendo campeón del mundo de MotoGP y se va de Austin triste con Aprilia; que no se quiere “retratar” renovándole al alza. Ricard Jové apuntó que hay otras novias y tienen los ojos rasgados.

Muchos periodistas de MotoGP no se lo creen. Yo tengo claro que así es. Porque así funciona un mercado abierto que está esperando dos movimientos fundamentales: uno en Honda (Pol) y otro (Fabio) en Yamaha.

De Moto2 me quedo (cabreado) con el susto de Pedro Acosta en las eses criminales de COTA que están esperando a que la fatalidad tenga buena puntería. Y de Moto3 con la victoria de Masiá; un aspirante serio a la gloria.

De ambas categorías (y del sábado de MotoGP) tengo que reflexionar sobre la distinta vara de medir de Dirección de Carrera. Si estuviéramos hablando de fútbol sería una cuestión de alimentar audiencias; pero como estamos hablando de motos es una cuestión de seguridad.

En quince días, Portugal. Y en Portimao los de Moto3 volverán a ser los últimos en correr; por no sé qué intereses de la tele y la coincidencia con la Fórmula1. No me gusta. MotoGP debería tener personalidad propia y preservar, sobre todo el orden que da sentido a sus tres categorías: los cadetes, la clase intermedia y la traca final de la categoría reina.

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