No es casualidad que Enea Bastianini entrase en el parque cerrado con la bandera de Ducati y no la italiana, por ejemplo: hoy se ganó un contrato de oro con Borgo Panigale para el año que viene.
Sí me resulta curioso que La Bestia, no perteneciendo al “criadero de pilotos” del Ranch de Rossi, sea el único de los cachorros italianos que lleva exactamente el mismo pendiente que Valentino; y en la misma oreja.
También le representa el mismo que trajo a Il Dottore al mundial: Carlo Pernat. Personaje inefable (para mí entrañable siempre) del paddock, este domingo por la tarde estará pegando fuego en las oficinas desmontables de Reparto Corse de Ducati.
Bastianini es una Bestia tranquila; porque poco a poco está conquistando su sitio en Ducati. Él no está obsesionado con el equipo de fábrica; pero sí con llevar el mejor material. Y que le suban (un poco) el sueldo.
Una fiesta en toda regla, este Gran Premio de Francia. Si hace quince días Jerez volvió a ser Jerez, este domingo Le Mans ha brillado más que nunca, en MotoGP.
En los compases iniciales vimos a Morbidelli saliéndose de pista en la vuelta de formación. Los franceses montaron un espectáculo de bailarinas tipo Moulin Rouge en la parrilla de salida. Apretaba el calor y vimos cambios de última hora en el tren delantero de Jack Miller.
Carmelo Ezpeleta, firme como un mosquetero, estuvo cantando La Marsellesa del protocolo de salida de la carrera. Toda la grada estuvo coreando a Fabio y a Zarco sin fisuras: ciento diez mil asistentes, cuarto de millón todo el fin de semana. Récord en Francia.
Salida de infarto y ningún incidente. Miller y las Ducati dieron cuenta del momento de forma que viven, en los primeros compases de una carrera que arrancaba prometiendo una gran intensidad.
Luego, varias caídas; las dos Tech3 (algo pasa ahí) y Álex Rins primero y Joan Mir después: lo de Suzuki (su espantada, explicada aquí) va en serio. Y la presión por el futuro de esos pilotos, también.
Después, la tele nos enseña a Gigi; que se balancea sonriendo en la silla de Pecco Bagnaia mientras ve a sus pilotos copar las posiciones delanteras. Pero no todos iban a seguir encima de sus motos.
Mientras Enea Bastianini hacía su trabajo, Jorge Martín volvía a cosechar un cero. Esta vez con la moto en llamas. La Bestia se metió entonces en una lucha fratricida con Bagnaia por la victoria.
Y Pecco Bagnaia cometió el error de querer contestarle demasiado pronto. Su cero posterior tiene una imagen icónica: su paseo solitario de vuelta al box. Un fallo que puede pesar en el futuro.
Tortura de fin de semana para Marc Márquez; y por supuesto para toda la escuadra de Honda. El domingo, después de algún destello, es superado hasta por Zarco a falta de diez vueltas.
Marc volvió a necesitar ayuda el sábado para pasar a la Q2 y esta vez fue Fabio Quartararo el que le ayudó. Al final ambos tuvieron un domingo gris, aunque el francés conserve el liderato.
En Moto2, el gran fin de semana de Pedro Acosta acabó en fiasco para él; pero en victoria de su compañero Augusto Fernández, que volvió a ganar tres años después.
La salida perfecta de Acosta llevó a Augusto a situar su KTM detrás y esperar el error del novato. Juntos, sin molestarse, abrieron un agujero de cinco segundos. Arón Canet conquistó un segundo puesto de oro para la general.
En Moto3 volvió a naufragar Dirección de Carrera tardando demasiado en sacar bandera roja con el cielo descargando en Le Mans. Casi calcado a lo de Portimao en Moto2.
Aspar vio a sus dos pilotos por los suelos, el equipo de dejó la vida reparando las motos y al final Izan Guevara pudo hacer podio tras la resalida.
Épico: como la victoria magistral de Jaume Masiá. Un primer plato dulce de un Gran Premio de Francia que fue toda una fiesta. Y en quince días, Italia. Recuerden: ¡Al Mugello non si dorme!
Average Rating