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Los responsables de TooHard Motor Co. han realizado esta espectacular café racer que va propulsada por un motor tricilíndrico de K 75.

En su página web, los artesanos españoles de TooHard dicen: “atrévete a compartir con nosotros ese proyecto que tienes en la cabeza. Nosotros haremos posible que esa idea pueda rodar. Nos dedicamos a la modificación, construcción y restauración de motos de todo tipo: café racer, bobber, custom, flat track, scrambler…”. Un servidor tiene unas cuantas ideas en la cabeza de lo que no estoy seguro es de contar con los posibles para pagar a los responsables de TooHard por su (buen) trabajo… Da gusto ver cómo en nuestro país cada vez hay mejores preparadores, capaces de batirse el cobre con los especialistas más afamados del orbe. A veces vamos a buscar lo mejor y lo último al otro lado del mundo cuando lo tenemos en casa.

Cuando la BMW K 100 fue presentada a finales de los años 70 supuso una pequeña revolución no solo en la marca bávara sino en el motociclismo. Los alemanes necesitaban un motor más moderno que el venerable bóxer y que, al mismo tiempo, no desmereciese frente a los productos japoneses en cuanto a fiabilidad y potencia. La respuesta fue un tetracilíndrico dispuesto de manera longitud pero no vertical, sino acostado. Con esa disposición el propulsor parecía un rectángulo de acero y los sajones no tardaron en bautizarlo como el ladrillo volador.

BMW K 75 TooHard

La inmensa mayoría de las preparaciones sobre base BMW se hacen a partir de un motor bóxer, ya sea antiguo o moderno. Así que atreverse a personalizar una K 75 ya de por sí supone echarle ganas y valor. No hay muchos ejemplos en los que inspirarse por lo que no queda otra que tirar de arte e imaginación (si es que se poseen esos atributos). Así, esta preparación de TooHard Motor Co. destaca por el empleo del (a veces incomprendido) tricilíndrico de la K 75 y la atractiva (y muy BMW) decoración en negro con fileteado blanco.

Los responsables de TooHard han realizado una preparación minimalista en la que la moto ha quedado reducida a lo imprescindible, empezando por el pequeño radiador que casi desaparece en el espacio que hay entre el propulsor y el enorme depósito procedente de una R 80 GS. La negritud de la moto contrasta con el plateado del ladrillo volador, una disparidad en apariencia que le da fuerza al conjunto. Mientras que en la parte trasera destaca el escape tres en uno de titanio Unit Garage con salida por arriba (no sabemos si calentará las posaderas del piloto), el agresivo asiento monoplaza y el amortiguador Öhlins. En lo que respecta a las ruedas de radios, estas proceden de una R 1150 GS.

A pesar de la clásica imagen café racer, la montura cuenta con piezas modernas como es el cuadro de mandos Motogadget que se puede conectar al móvil, a lo que hay que añadir un sistema de arranque sin llave. Otro detalle muy del siglo XXI son las piñas con sus diminutos mandos. En definitiva los artesanos de Too Hard Motor Co. han realizado una original café racer que nos recuerda que hay vida más allá del bóxer

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ale.garciamontes
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