El mundo de la automoción está viviendo un momento disruptivo en el convergen tres tendencias: la digitalización, la electrificación y el coche autónomo. Algo a lo que apuntaba el escueto comunicado oficial de Suzuki en el que anunciaban que pensaban retirarse de MotoGP a final de la temporada 2022. En el mundo del automovilismo la tecnología autónoma ha dado pasos de gigante hasta el punto de ir muy por delante de la legislación.
La moto no es ajena a esta tendencia, si bien, por cuestiones obvias, es más complicada implementar la autonomía en un vehículo de dos que en uno de cuatro ruedas. Honda no solo es el mayor fabricante del mundo de motos sino una marca global en el automovilismo. Por ello no es extraño que utilice la tecnología propia a la hora de desarrollar la moto autónoma. Nos preguntamos si Soichiro Honda soñó alguna vez en que llegaría el momento en el que las motos circularían solas…
Honda prepara la moto autónoma
Esta tecnología para algunos puede ir en contra del placer de la práctica del motociclismo, de la misma manera que hay aficionados que echan pestes de los sistemas de transmisión automática. La realidad es que la tecnología autónoma viene sobre todo a disminuir los accidentes. Unas cuantas patentes han puesto de manifiesto que la marca del ala dorada trabaja en el desarrollo de sistemas con radar: Lo más probable es que primero aparezcan en la GoldWing, como sucedió con el airbag.
El gigante japonés está desarrollando tecnología Riding Assist y Riding Assist-e, de ayuda a la conducción, capaz de controlar la dirección y funcionar de forma coordinada con la frenada y la aceleración automáticas. El resultado es una moto que mantiene por sí misma el equilibrio a baja velocidad, incluso sin el piloto encima.
Al igual que ya existe en el mundo del automóvil, es posible montar un sistema de cámaras para que la moto vea lo que ocurre a su alrededor y reaccione en consecuencia. La servodirección es capaz de distinguir entre las acciones realizadas por el piloto y las reacciones a consecuencia de, por ejemplo, pasar por encima de un bache. Los sensores que hay en los puños, reposapiés y asiento, junto con una cámara instalada en el cuadro de mandos que ve al piloto, permite interpretar las intenciones de este.
El sistema es más complejo que el empleado en los coches de Honda porque, entre otras consideraciones, cuando se circula en una moto por un carril se pueden elegir muchas más trazadas que en un automóvil. Esta tecnología es capaz de elegir la línea más segura gracias al empleo de sensores y un GPS. Por supuesto, estamos en los comienzos y todavía falta mucho para que la veamos implementada en una moto de serie. Aunque también es cierto que en el mercado automovilístico la conducción autónoma cada vez es más sofisticada.
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