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El artesano austriaco Christian Schwarzenlander, tras más de un año de trabajo, ha realizado esta joya a partir de una Aermacchi 250 Sprint de 1961.

Aermacchi fabricaba aviones pero después de la II Guerra Mundial comenzó a construir vehículos de tres ruedas. Harley-Davidson se hizo con el control de la marca con la idea de vender motos de pequeña cilindrada para el mercado americano. La compañía estadounidense en 1978 vendió la marca a los hermanos Castiglioni, quienes también llegaron a controlar marcas como Cagiva, Ducati, Husqvarna, MV Agusta y Morini.

Italia cuenta con algunos de los nombres más icónicos del motociclismo como Ducati o MV Agusta pero el país transalpino también han sucedido historias no tan exitosas, como puede ser el caso de Aermacchi. No por ser un cliché deja de ser cierto: llegar es difícil pero lo que de verdad marca la diferencia es la capacidad de mantenerse en el tiempo, algo que Aermacchi no consiguió.

Aermacchi 250 restomod de 1961

Cuando Harley-Davidson adquirió la compañía en 1960, empezó a vender en Estados Unidos los productos italianos solo que con el nombre de H-D en el depósito. La unidad que ves aquí la han sacado a la luz los compañeros de bikeexif.com. Se trata de una Aermacchi Harley-Davidson 250 Sprint de 1961, que ha sido puesta al día por el austriaco Christian Schwarzenlander, responsable de ExesoR Motorcycles.

El artesano quería meterle mano a algo italiano pero que, a su vez, no fuese la típica marca transalpina (Ducati, Guzzi…) por ello se decidió por esta unidad: “El estilo de los monocilíndricos de los años 60 y la pureza del diseño son inconfundibles. Desde siempre había querido construir una Aermacchi. Pero cada vez es más difícil conseguir una a un precio asequible. Algunas se han transformado para las carreras de clásicas y otras están en manos de coleccionistas privados perfectamente restauradas”, aseguró Christian Schwarzenlander.

Un amigo le pidió que le hiciera una Aermacchi restomod (restaurar un vehículo clásico usando piezas modernas). La unidad que encontraron estaba en mal estado y apenas se pudo salvar el motor. A pesar de su deplorable condición, Christian se empeñó en rescatar el depósito original: “Aquello era un desastre, tras quitar tres capas de pintura y pasta para rellenar huecos, vi que estaba completamente abollado. Le puse un nuevo tapón de gasolina tipo Monza y se lo llevé a mi amigo de I-Flow para que lo arreglara y pintara”, explicó el artesano.

Muchas cosas eran insalvables, tuvimos que fabricar a mano más de 50 piezas. Además, modificamos unas 20 piezas originales”, dijo Christian. Tras más de 13 meses y 250 horas de trabajo, el resultado está a la vista. El artesano ha bautizado esta montura con el nombre de Verde (se dice igual en italiano) en honor a su color.

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ale.garciamontes
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