Tradicionalmente en España se vendían dos motos usadas por cada una matriculada nueva, pero desde 2021 esta relación ha ido a “peor” en el sentido que se venden más usadas y menos nuevas, en proporción. El primer semestre de 2022 cerró con más de 230.000 motos usadas vendidas, y poco más de 100.000 nuevas (contando ciclomotores); la relación es 2,2 a una. Los ciclomotores usados sí caen en ventas (un 11 por ciento) pero las motos suben tanto como las nuevas (casi 6 por ciento hasta junio).
¿Por qué más usadas?
Hay varios motivos, el primero sin duda es el precio: la misma moto o scooter usado es más barato que nuevo (obvio). Pero es dinero, no creas: el precio medio de las operaciones de compraventa en este primer semestre de 2022 ha sido de 6000 euros, y ha subido un 6 por ciento respecto al anterior periodo. El efecto “falta de stock” se aprecia pero mucho menos que en el caso de los coches, donde incluso ha habido modelos que, como no hay nuevos o tienen plazos de entrega muy largos, se han revalorizado como usados.
Pese a ello las motos “seminuevas” (con 1 año o menos) han caído mucho en ventas, porque no hay. Pero las más antiguas, suben: hasta 3 años, un 20 por ciento, hasta 5 un 35 por ciento y hasta 10 años un 33 por ciento. Casi la mitad de las motos usadas que se venden tienen más de 10 años y esas han subido un 35 por ciento.
Y ¿por qué, precio aparte, tiene sentido comprar motos usadas? Para empezar la mayoría de motos de diez años en adelante ya incorpora las medidas de seguridad “imprescindibles”: frenos ABS, incluso control de tracción. Luego está el tema del etiquetado medioambiental (DGT): ¿para qué comprar una moto nueva si una de hace más de diez años ya tiene el mismo distintivo “C”? En los coches ése es un factor muy importante (no hay coches usados con diez años con la “ECO” y menos “CERO”…) dadas las presentes y próximas limitaciones al tráfico… en las motos, por ahora, no.
Por eso modelos favoritos como el Yamaha TMAX 500 o el Honda Scoopy 125 se siguen vendiendo muy bien usados: son fiables, salvo accidente se pueden comprar “a ciegas”, pierden poco valor y ofrecen casi lo mismo que los actuales. Salvo que uno busque el ultimísimo modelo, exija las prestaciones y electrónica más nuevas, o quiera beneficiarse de las condiciones de financiación que solo modelos nuevos tienen (que es un buen motivo), parece que buscar una buena moto usada sigue siendo la elección de cada vez más motoristas en España.
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