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Segunda victoria consecutiva de Pecco Baganaia, con más de un mes (y un delito) entre Assen y Silverstone.

Pecco Bagnaia es un especialista en las segundas partes de temporada; y este año empezó a sacar la cabeza en junio. Aunque “se le fue un poco” nada más empezar julio.

El pasado jueves de rueda de prensa hubo algún periodista que quiso hacer su trabajo y preguntarle por “el incidente” de Ibiza. Pero Jack Miller saltó como un resorte como censor mayor de MotoGP.

Hay que ser justos: no procede hacer un juicio paralelo al piloto; pero sí es preceptivo llamar a las cosas por su nombre. Pecco cometió un delito; y no un error, como todos dicen amablemente.

Dicho esto, volvamos al deporte: el piloto (yo ya lo advertí) usaría esto como revulsivo. Se supo tapar todo el fin de semana y hacer lo que mejor sabe: sacar “su cara buena” el domingo.

Hasta Fabio Quartararo (víctima de su elección de neumático) le señala como el rival más potente en la pelea por el título. Hoy el francés salió vivo de milagro de cara a la tabla provisional.

No es un desprecio hacia Aleix Espargaró. Es un despertar a la realidad del momento: estamos en el principio de la temporada 2022-B. Lo demás es lo de menos.

Pero Fabio no debe olvidarse, no sólo de una Aprilia, sino ya de las dos. La carrera de Maverick Viñales certifica que el piloto está de vuelta al cien por cien; y en quince días, en Austria, él mismo dice que tiene una cuanta pendiente con el circuito de Spielberg.

Es verdad que Aleix Espargaró también demostró fisuras. Pocas, realmente una sola; pero demoledora: el ansia. Ese querer ganar un Gran Premio en un FP4 le debe enseñar a gestionar (aún) mejor.

El accidente del de Aprilia, el sábado, nos dejó a todos helados. Debemos reflexionar al respecto, aunque sea una utopía: ninguno de los que pisaron la Luna dijeron jamás que era imposible hacerlo.

Las salidas por orejas son un tipo de accidente inaceptable en la era moderna de MotoGP. Por una sencilla razón: la tecnología. Un mismo suministrador de electrónica y neumáticos debería poder erradicar esto para siempre.

¿Y dónde estaba Honda? Ganando las 8 Horas de Suzuka, con un plantel de pilotos entre los que estaba un español despedido con agua caliente de MotoGP en 2021: Iker Lecuona.

En HRC han dicho que no van a decidir nada aún sobre fichajes. Y mientras Joan Mir, el “candidato veraniego” a sustituir a Pol, resbalando en Silverstone.

Álex Rins, por su parte, tranquilo, con su contrato con LCR en el bolsillo. Casi gana la carrera. Como Jorge Martín y Enea Bastianini: ambos conocen su futuro; su pique es simplemente coyuntural.

En todo este batiburrillo, el “caso Acosta” toma relevancia. Pedro llegó a Inglaterra con el OK de los médicos de Barcelona; pero los de MotoGP decidieron en dirección contraria.

Pedro Acosta, muy enfadado, encajó que no le dejaran correr y se fue a Murcia a ver las motos por la tele. Él sabe que si no fuera tan mediático hubiera corrido en Moto2.

Pero Moto2 se celebró sin él y ganó Augusto Fernández seguido de Alonso López. Augusto, nuevo líder, no suena para tener una MotoGP en 2023. Pedro aún sí.

Y mientras tanto, locura en Moto3. Vean la carrera y luego entiendan mi sentencia: estén muy pendientes de David Muñoz. El título (perdonadme Sergio e Izan) de este año es irrelevante.

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