Restaurar un vehículo es una labor complicada en la que, además de saber lo que se hace, es necesario echar multitud de horas para alcanzar el objetivo perseguido. Esto se puede aplicar a cualquier tipo de moto pero es que, si se trata de restaurar un modelo de competición, la complejidad es aún mayor. Los artesanos estadounidenses Mike Watanabe y Luke Ransom, responsables de la empresa Union Motorcycle Classics, en Idaho, saben muy bien lo que se traen entre manos (nunca mejor dicho).
Casi cualquier moto clásica despierta interés, simplemente por el hecho de representar una época pasada. De alguna manera es una especie de máquina del tiempo que nos permite regresar al pasado (pese a que la física actual nos diga que, si bien es posible viajar al futuro, lo de volver hacia atrás en el tiempo no está tan claro…)
Yamaha TR2B de 1971
La moto que nos ocupa es muy especial porque con ella corrió Kel Carruthers, campeón del mundo de 250 cc con Benelli en 1969. Este australiano afincado en EEUU tiene una trayectoria vital fascinante y, entre otras cosas, fue el responsable de que King Kenny Roberts y Steady Eddie Lawson vinieran a Europa y pusieran mirando pá Cuenca a los pilotos del Viejo Continente. Carruthers, al igual que nuestro Ricardo Tormo, era tan buen técnico como piloto, y ya en su Sídney natal destacó por su habilidad a la hora de preparar motos de competición.
En 1971 Yamaha ofreció a Kel Carruthers la oportunidad de competir en Estados Unidos, donde formaría equipo con una leyenda americana, Don Vesco (con ese nombre es difícil pasar desapercibido). Ambos corredores compitieron con sendas Yamaha TR2B. En 1969 la marca comenzó a vender la TR2, una carreras-cliente, a la que le seguiría la TR2B con una potencia de 56 CV y un peso de 115 kg.
Los compañeros de bikeexif.com han sacado la joya que ves aquí. Esta unidad en concreto era la moto de Don Vesco, quien acabó vendiéndola en los años 90 para comprarle a su mujer un Pontiac GTO de los 60 (un pedazo de muscle car que se puede ver en la icónica película Two Lane Blacktop). La moto llegó sin carenado a manos de Mike Watanabe y Luke Ransom, por lo que tuvieron que tomar como ejemplo uno de TR3 (que es parecido). En la medida de lo posible han intentado conservar todo lo más original posible, así el asiento mantiene los parches que tenía ya cuando se competía con la moto. El propulsor fue preparado por Kel Carruthers, un aspecto que confirmó él mismo cuando los restauradores lo contactaron. La Yamaha TR2B se mantiene absolutamente original con la excepción de los neumáticos, el encendido y las pegatinas de algunos pequeños patrocinadores. El resultado final nos parece espectacular, ¿estás de acuerdo?
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