La Yamaha GTS1000 se presentó en 1993 y estuvo a la venta hasta 1999. Fue una moto especial por varios motivos, sobre todo debido a su suspensión delantera tipo RADD diseñada por James Parker. Vamos, que en el tren anterior llevaba una especie de monobrazo. El chasis OCC (Omega Chassis Concept), el basculante monobrazo, la inyección electrónica, el ABS, el catalizador y las pinzas de frenos de seis pistones… Todo esto hizo que la GTS1000 fuese especial (estamos hablando de hace unos 30 años) aunque no gozó del favor del público.
A lo mejor la Yamaha GTS1000 se quedó a medio camino, no era ni una hi-sport, ni una GT, quizá si la marca hubiese optado por uno de estos extremos: deportividad o capacidad turística, habría atraído a un público más fiel, ¿quién sabe? Si ya de por sí este modelo es poco común, mucho más extraño todavía es que se emplee como base para hacer una café racer. La mayoría de los preparadores suelen partir de motores bóxer BMW, bicilíndricos Ducati y cosas por el estilo.
Yamaha GTS1000 ¡café racer!
El finlandés Aki Suokas, en cambio, pensó que la Yamaha GTS1000 era la base ideal para crear una café racer. A la tierna edad de 10 años comenzó a ir en moto y desde entonces no ha parado. En la actualidad corre en el Campeonato de Finlandia de carreras sobre hielo y practica el stunt riding (cabriolas con la moto a lo Toprak Razgatlıoğlu). Las habilidades de Aki no solo destacan sobre la moto, sino que el finlandés, ayudado por su padre, desde muy jovencito comenzó a construir street fighters y café racers.
“Me gusta fabricar motos que no solo sean de exposición sino que las puedas pilotar. Al ver la GTS1000, desde el principio tuve claro que quería hacer una café racer. Aunque no tenía ni idea de cómo iba a ser el resultado final. Lo único que sabía antes de comenzar a trabajar es que la moto iba a tener ruedas especiales y basculante monobrazo en ambos ejes”, explicó Aki Suokas.
El artesano trabajó en la suspensión anterior para bajar el conjunto, a la que le añadió un amortiguador Suzuki. Mientras que el basculante trasero y el amortiguador proceden de una Honda VFR800. Una de las señas de identidad de la café racer son las llantas, que han sido adaptadas para poder utilizarse en la Yamaha. Ambas son de 17 pulgadas y detrás monta un 200/50-17. La rueda delantera es todo un alarde de orfebrería pues el cerco de la llanta procede de una FZR1000.
Parte de la estética café racer se ha conseguido con el cupolino y el depósito de combustible que ahora es más corto y se ha hecho modificando una unidad de Suzuki GSX1100. Los escapes, que apenas se ven debajo de la base del carenado, son de Kawasaki Z1000. “La moto es producto de la intuición, la hice mientras vivía lo que solemos denominar una ‘vida normal’”, comentó Aki. A nosotros, el resultado nos parece todo menos normal…
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