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Jack Miller ganando; y Jorge Martín completando el podio, regalaron a Ducati un doblete en Motegi que no estaba en el guión ideal de Borgo Panigale.

El Gran Premio de Japón venía torcido desde el calendario. Seguido a Motorland, en la otra punta del mundo, obligaba a celebrar un viernes rácano con una sola sesión de entrenamientos.

Y el sábado, una lluvia torrencial que no permitía “poner las motos” para el soleado domingo de carreras, convirtió al Warm Up en la sesión más estresante del fin de semana.

Ese sábado pasado por agua pasará a la historia por la reconquista de la pole de Marc Márquez, tres años después y en el mismo circuito. El principio del fin de su pandemia particular.

El cuarto puesto final de Marc Márquez, con neumático blando trasero y superando a Miguel Oliveira en los últimos compases de una carrera muy solvente, ha devuelto la esperanza a Honda.

Y correr sin dolor le ha devuelto la esperanza a él. Ojo a las cuatro carreras que quedan.

Los gallos de la pelea por el título salían más atrás. Aleix sexto, Fabio noveno, Pecco el 12 y Enea el 16. Y en Ducati con los rumores sobre las órdenes de fábrica (no de equipo) flotando.

La victoria de Jack Miller (que se va a KTM) y el podio de Jorge Martín (que se queda en Pramac) no estaban, desde luego, en la idea que Ducati tenía de un doblete en Motegi.

Los gestos de Tardozzi (hoy le ponemos de protagonista en la foto junto a su diletante jefe, Claudio Domenicalli) en el box van camino de convertirse en un clásico de MotoGP.

Enea Bastianini adelantó a Pecco Bagnaia y Tardozzi no disimulaba su contrariedad. Después, Pecco devolvía el golpe en un hachazo memorable; y eso le hizo subir la apuesta con el gas.

Y se fue a por Fabio Quartararo, al que tenía delante y con problemas. Pero el italiano falló (no tiró al francés de milagro) y se despidió de Japón aplaudiéndose a sí mismo por semejante error.

Davide Tardozzi daba vueltas por el garaje de Ducati como un poseso. Sus compañeros fueron al corralito a “celebrar” la victoria del piloto australiano al que negaron el crédito hace meses.

La amarga victoria de Ducati en Motegi refleja el momento de nervios a flor de piel que están viviendo en la fábrica de Borgo Panigale. No han hecho lo que deben; y lo van a pagar caro.

Lo que toca, a estas alturas, es frenar a Enea Bastianini; que aunque tenga opciones matemáticas está a 49 puntos de Fabio, mientras Pecco sólo a 18 con 4 carreras pendientes.

Toca hacer valer, no las órdenes, sino las reglas de fábrica; que paga las motos y el sueldo del piloto de Gresini. Miren lo que hizo Zarco; o los chicos de Valentino: no enredar o incluso dejar pasar.

Aunque para pifias, Aprilia. Es comprensible el enfado de Aleix Espargaró; pero errar es humano: ya sea un técnico con la electrónica o el piloto descontando vueltas en Montmeló.

En Moto3 tuvimos otro recital de Izan Guevara; que va a dejar el título resuelto muy pronto; y en Moto2 Ogura se reivindicó ante un Augusto Fernández más líder y un Alonso López más piloto top, cada carrera.

Si los trucos para no quedarse dormidos este finde fallaron, parroquia, no se preocupen: viene otro (Tailandia) seguido para probar nuevos métodos y seguir las motos desde el otro lado del mundo.

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ale.garciamontes
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