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El dos veces subcampeón del mundo de MotoGP en 2003 y 2004 fue uno de los mejores pilotos en la década 2000.

El nieto de don Paco Bultó creció rodeado de motos pero eso no garantizaba que en el futuro fuese a convertirse en uno de los mejores pilotos del mundo. Para ello necesitaba tener otras dos cualidades: talento y capacidad de trabajo.

Al referirse a su abuelo paterno, Sete Gibernau explicó lo siguiente: “Mi abuelo fue una gran persona y fue capaz de crear una industria. Desarrolló muchas motos apasionantes y ayudó a muchos pilotos de todo el mundo. Tuvo una enorme influencia en mi carrera pero nunca me empujó a competir. Ante todo fue un amigo”.

Carenado de Suzuki RGV500 firmado por Sete Gibernau

El bicampeón del mundo de 2003 y 2004, a lomos de la Honda RC211V, solo fue batido por el todopoderoso Valentino Rossi, uno de los mejores pilotos de todos los tiempos. El italiano siempre fue un maestro de la guerra psicológica y quizá sembró la duda en Sete de una manera que, pese a intentarlo, no le funcionó con Marc Márquez.

¿Quién no ha soñado con tener una 500 en el salón de casa? Hace poco publicamos la noticia de una 500 de GP, que había pilotado Kenny Roberts hijo en el Mundial, y que se había vendido por ¡320 000 euros! Quizá nuestro presupuesto no nos da para una moto entera pero, ¿qué te parecería tener firmado el carenado de una de las motos de Sete Gibernau?

Tendríamos un pequeño tesoro de uno de los mejores pilotos españoles, que brilló tanto en el Mundial de 250 como en la categoría reina y que a punto estuvo de ganar en 500, solo que un tal Rossi se le cruzó en el camino… A finales de la temporada 2000, el barcelonés cambió su Honda NSR500 por una Suzuki RGV500 del equipo Telefónica Movistar Suzuki. 2001 fue un año histórico porque supuso el final de la época de las 500 de 2T. La temporada 2002 marcó el comienzo de la era MotoGP y se abría un nuevo capítulo en la historia del motociclismo de competición.

A lomos de la Suzuki, Sete Gibernau consiguió en 2001 en el GP de la Comunidad Valenciana, su primera victoria en 500 delante de un circuito Ricardo Tormo a rebosar. La prueba se había declarado “wet race” (carrera en mojado) por lo que no se iba a parar si se ponía otra vez a llover. El nieto de don Pacó salió con “slicks” y ganó el GP por delante de Alex Barros que montaba en su moto neumáticos intermedios.

El carenado de la Suzuki RGV500 del equipo Telefónica Movistar, firmado por el piloto, fue subastado por la empresa estadounidense iconicmotorbikeauctions.com. Se vendió por 2451 dólares, lo que consideramos una ganga porque esa Suzuki no solo forma parte de la historia del motociclismo español, sino también mundial.

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ale.garciamontes
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