Sin prisa pero sin pausa, Triumph ha completado una gama de trail (o “Adventure”) con original personalidad y un abanico de precios y prestaciones notable. Partiendo de la Tiger Sport 660 (desde 9695 euros) y hasta las Tiger 1200 (a partir de 20.095 euros) pasando por las Tiger 900 (desde 14.195 euros), lo cierto es que cualquier estilo o necesidad de uso queda cubierta. Sobre todo con las 900 y 1200, que se desdoblan en sendas familias más asfálticas (GT) o camperas (Rally). Además es el mejor momento para elegir una Triumph Tiger, gracias a las promociones de la marca en estos modelos ya sea por equipamiento, tasación de la moto usada o financiación. Por cierto que tanto las 900 como la 660 son limitables para carnet A2.
Tres cilindradas, cinco modelos
Si la Triumph Tiger Sport 660 está “sola” en el catálogo de la marca británica, y es la opción más económica, con las 900 y 1200 la cosa se puede complicar bastante a la hora de elegir cuál es “la nuestra”. En ambos casos existen dos modelos que a su vez se desdoblan en otras dos versiones, para un total de cuatro diferentes opciones por cilindrada. Los dos modelos son las Tiger 900 o 1200 “GT” o “Rally”: las primeras, más ruteras o asfálticas, con llantas de aleación y rueda delantera de 19 pulgadas; las segundas, más aventureras y orientadas al campo, con llantas de radios y rueda delantera de 21 pulgadas además de mejores protecciones (como el cubrecárter).
En cuanto a las versiones de cada uno de estos modelos, se trata de cambios en el equipamiento y algún otro detalle importante: las versiones más asequibles de las Tiger 900 GT y Rally se llaman así, a secas, y las versiones más equipadas añaden el “Pro” a su denominación. Cuentan de serie con opciones como el cambio rápido, más modos de conducción, suspensión trasera electrónica o asientos calefactables, entre otros. En cuanto a las Tiger 1200 ocurre algo parecido: la “Pro” añade tecnología (cambio rápido y suspensiones electrónicas) pero las versiones más completas se llaman “Explorer” (tanto GT como Rally) que entre otras cosas añaden un depósito de 30 litros (20 litros sus hermanas) para alargar notablemente la autonomía en viaje. Hay una quinta Tiger 1200, la GT “a secas”, menos equipada y más asequible.
Resumiendo, pues, las Triumph Tiger 900 y 1200 “asfálticas” son las GT y las “camperas” son las Rally, y dentro de cada familia podemos subir en equipamiento optando por las versiones “Pro”. Y para quien valore una “crossover” (trail deportiva) accesible y polivalente está la Tiger Sport 660.
¿Por qué tres cilindros?
Más allá de la tradición propia de Triumph, los motores de moto de tres cilindros tienen mucho sentido y lo vemos en estas motos con una amplitud de cilindradas tan amplia, desde la 660 hasta las 1200 pasando por las 900. Tres cilindros parece ser la opción ideal que combina una suavidad equivalente a la de un motor de cuatro cilindros, con la ligereza de uno de dos. También por tacto y rendimiento: los tres cilindros se acercan a las prestaciones de los motores de cuatro cilindros a altas revoluciones, y ofrecen un tacto y empuje a bajo y medio régimen similar al de los bicilíndricos.
De todo esto hay dos claves para las motos trail como las Tiger: la ligereza y el tacto o respuesta de motor. Para que este último tenga mejor carácter para su uso en carreteras con asfalto roto o campo, tanto las Tiger 900 como las 1200 llevan un orden de encendido alterado con mejor empuje a medio régimen: el gas está más “lleno”. Aunque la mecánica ofrece gracias a eso una tracción mejorada, todas las Triumph Tiger montan electrónica de control que mejora la seguridad de pilotaje en cualquier circunstancia. Las 900 y 1200 permiten multitud de ajustes a gusto del piloto, la 660 permite elegir entre dos modos de conducción.
Las hemos probado
Aunque probar toda la gama Triumph Tiger es complicado (diez modelos), lo cierto es que en los últimos meses hemos tenido oportunidad de probar tanto la Sport 600 como una 900 (GT Pro) y dos 1200 (GT Explorer y Rally Pro), pruebas que tenemos bien frescas porque en todos los casos la verdad es que fueron motos que dejaron muy buen sabor de boca. Empezando por sus motores, desde el extraordinariamente suave “eléctrico” de la Tiger Sport 660, hasta el potente y temperamental 1200, pasando por el también suave y enérgico 900.
Repasando nuestras notas de estas pruebas, es curioso como aparecen algunos rasgos comunes, aparte del ya citado carácter de sus motores de tres cilindros (un gran acierto). Pero más allá de detalles particulares, lo fundamental es el comportamiento: son todas motos muy estables pero sobre todo ágiles y fáciles de manejar. Incluso en el caso de las 1200 Explorer (con depósito de 30 litros) sorprende lo rápido que se puede ir con ellas en carreteras de curvas que no conozcamos bien, improvisando trazadas, o lo bien que se manejan en el tráfico urbano. La electrónica ayuda además a hacerlas motos muy seguras, un factor a tener en cuenta también para quien piense en una Triumph Tiger (660 o 900) como opción para carnet A2 por ejemplo, que después podrá deslimitar con carnet A; o en una 1200 para dar el salto a una maxitrail viajera.
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