Marc Márquez es un caníbal con sus rivales como lo han sido, de manera secular, los más grandes de la historia del motociclismo; empezando por Valentino Rossi en la primera década del siglo XXI. Pero el piloto de Cervera es, además de una apisonadora en la pista, un encantador de serpientes, fuera de ella; porque en sus declaraciones públicas exhibe un magistral manejo de la escena, sin perder la sonrisa y un exquisito buen hacer en sus declaraciones.
Incluso para los “hachazos verbales” que envía, tiene arte: “Yo me fijo en el líder. El segundo es el primero de los perdedores”. Lo dijo este año en Assen, cuando le preguntaban quién le preocupaba más en la tabla provisional: Dovi (que iba primero) o su rival sobre el papel más fuerte, que iba segundo. Un tal Maverick Viñales.
El piloto de Rosas es la última gran obsesión, del de Cervera. Desde que conquistara el título de Moto3 en el año que Marc se estrenaba como mejor rookie de todos los tiempos en MotoGP, Red Bull dibujó una hoja de ruta para Maverick que le debería haber llevado al Repsol Honda Team, el equipo de fábrica de HRC. Hoy en día Viñales es imagen de Monster y la gran esperanza de Jarvis en el Movistar Yamaha Team (ha vaticinado que ganará varios títulos) después de que el propio Márquez se convirtiera en el mánager que mejor ha defendido el puesto de Pedrosa en su equipo.
El toque en plena lucha por la pole, en el GP de Alemania, fue mucho más importante de lo que parece por tres razones: los protagonistas, el momento y el escenario. Marc aprovechó que corría en uno de sus territorios naturales y que Mack estaba pasando un calvario en la pista. El fin de semana se saldó con el liderato del de Honda; pero a tan solo cinco puntos del de Yamaha; de nuevo, el primero de los perdedores en la tabla.
El parón de verano puede ser, curiosamente, el momento clave de la temporada. En una semana estaremos metidos en el fragor de MotoGP y habrán sido los pilotos de HRC los que lleguen a Brno con los datos frescos de un productivo test realizado en este mismo escenario, la semana pasada. Los de Yamaha llegarán con una batalla librada entre la sede del equipo en Italia e Iwata (pasando por Francia con el Tech3) sobre la línea de trabajo a seguir el resto de la temporada. Valentino quiere las motos de Zarco y Folger; y que sean ellos los que prueben cosas nuevas en carrera (por eso pide más motos oficiales en el futuro) pero Poncharal se planta y Japón dice que se dejen de inventos.
Con este panorama en su fábrica, Maverick Viñales llega segundo pero muy cerca del líder; y cabreado con él después de lo de Sachsenring. Marc Márquez sabe que puede sacar petróleo (o carbón) en este próximo mes loco de agosto, con tres carreras que marcarán la lucha por el título; y seguirá usando sus armas de ganador porque los campeonatos difícilmente se conquistan siendo un “gentleman” como Lorenzo o Stoner en la pista. Pero también sabe que esas armas tienen un reverso tenebroso que te puede hacer perder carreras; y algo peor: despertar a la bestia, que también llevan dentro, tus rivales. La sombra que persigue al pilotaje de Márquez, que tanto éxito (y veladas críticas) le ha dado, será determinante en esta “segunda temporada 2017” que arranca, en menos de una semana, en la República Checa.
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