Dicen que no saben lo que ha pasado, pero mienten como si fueran concejales. Los pilotos, los responsables del equipo de MotoGP, los ingenieros de Iwata, y hasta el último mecánico sabe qué ha pasado este año. Y saben además, que no vale reclamar al “maestro armero” de la electrónica única o los neumáticos. No vale cuando el resto de rivales hace bien su trabajo. Y mucho menos, cuando un novato con una Yamaha vieja va a salir, este domingo, en la primera fila de la parrilla del último GP de la temporada.
La crisis de Yamaha ha tocado fondo. Alberto Puig, en Movistar+ ha sido taxativo, debatiendo con Ernest Riveras las posibles soluciones; y ha apuntado que hay que descartar el “factor humano” y que si fuera por él subiría a la M1 del equipo de fábrica a Zarco este mismo martes de test, para ver cómo va un piloto que está enchufado con esta moto de la que tanto se quejan Rossi y, especialmente, dramáticamente, Maverick Viñales.
Valentino Rossi incluso hace bromas cuando está relajado. Lo estaba, el viernes pasado, comentando con Riveras la final de los Esports y preguntando, de coña, si el piloto que estaba ganando, con una M1 del Movistar Yamaha Team, iba con la 2017 o “con la de Zarco” directamente. Este sábado ha ido más allá asegurando que puede que pruebe la 2016 en estos test de la semana que viene. Y apunta que la marca tiene claro el camino para solucionarlo.
Maverick Viñales le ha dicho a la prensa que será mejor preguntarle a Yamaha que a él. Que la telemetría demuestra que el camino es el equivocado. Y que no debería haberse fiado de nadie más que de sí mismo, que tenía que haber sido más estricto con seguir su camino fijado y no probar tanto. Esto va a la línea de flotación de su equipo técnico y tendrá más recorrido en el futuro. No esconde que está preocupado.
Lin Jarvis no ayuda. Dice que con Jorge Lorenzo en el equipo hubieran sufrido lo mismo (una manera muy flemática de apoyar a sus pilotos; porque sí ha dicho que le echa de menos en el plano humano) pero no apunta un cambio de rumbo de Yamaha escudándose en que Viñales ha acabado tercero en MotoGP. Apunten un nombre que jugará un papel en esta crisis, cuando estalle de verdad, en 2018: Johan Zarco. Esto es la punta del iceberg, parroquia. Y no ha hecho nada más que empezar.
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