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Las Yamaha tenían que aparecer y entre sus pilotos, Maverick Viñales era el más señalado de todos. Aún es viernes, pero es el más rápido.

Maverick Viñales se va a dormir como el piloto más rápido del viernes en Assen. Y lo ha conseguido después de hacer un ritmo demoledor que luego ha rematado con un vueltón espectacular, al final del entrenamiento libre dos. La sonrisa ha vuelto a su cara y no solamente por su propio rendimiento, sino por haber superado a Marc Márquez y sus continuas (ojo, también legítimas) estrategias en la pista.

Marc Márquez se esperaba este comienzo de Gran Premio de los Países Bajos. Y por eso, de buena mañana, se puso a trabajar en sus ritmos, su goma trasera dura, sus cosas, vamos; y algo más: a ver qué tal van los de los diapasones, en Assen. Y con buen tiempo. En el primer entrenamiento libre de la mañana, vio a Maverick Viñales corriendo sorprendentemente cómodo. Y se puso a estudiarlo. Enseguida el de Rosas se mostró molesto con el de Cervera; y como buen estratega, Marc le dijo, en el lenguaje de la pista: “que no te gusta, pues dos tazas”. Retorció la Honda todo lo que pudo y acabó primero el FP1 aprovechando hasta el último minuto para echarse encima de las Yamaha (que le dejaron pasar, Mack con aspavientos) y escoltando a ambos pilotos hasta pasada la bandera de cuadros, en la zona de ensayo de las salidas.

Maverick Viñales no se puso nervioso y siguió con su plan de trabajo, por la tarde. Y se marcó un “run” de órdago con 34 medios y bajos para meter un hachazo de 33 tres de escándalo que dejaba a Marc Márquez a más de medio segundo y en octavo lugar. Valentino Rossi aguantó el tipo tras unos explosivos Iannone y Petrucci, ávidos como siempre por la foto de los viernes. Pero Marc no pudo mejorar más (tampoco le preocupa demasiado, ojo: sigue siendo viernes) incluso cuando apretó hasta el infinito y más allá, en los últimos compases del FP2, con susto incluido. A 180 por hora volvió a perder la rueda delantera de su Honda; y una vez más volvió a levantarla sin aparente esfuerzo.

Mientras Marc Márquez vacilaba a la tele diciendo que el límite estaba más lejos, en esa curva, Maverick Viñales decía que ni se acordaba de lo que había pasado, por la mañana. Ambos mienten, “as usual”. Y hacen lo que deben. Es viernes, todos se tapan, y ellos saben, que les espera pelea. Y no solo entre ellos. De entrada, el de Yamaha ha aguantado el tipo. Y la sonrisa. Una cosa más: ¿he dicho ya, que aún es viernes? Hay Gran Premio, parroquia. Y hay Mundial.

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ale.garciamontes
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