¡Delenda Cartago! (¡Hay que destruir a Cartago!) …decía Catón el Grande en la antigua Roma. Y después de algunos comentarios (unos más ilustres que otros) vertidos tras “la carrera del siglo” del pasado fin de semana, a uno se le antoja pensar que hay un déficit de respeto hacia Dani Pedrosa, cuando no una clara y determinante intención de hacerle daño para provocar que su retirada de la competición (que sigue siendo una opción mientras no haya ningún anuncio oficial) se produzca cuanto antes, mejor.
No es algo nuevo. Dani Pedrosa concita un cariño monumental entre los aficionados al motociclismo desde sus inicios, y la envidia que eso genera entre quienes tiran de los fríos números de su palmarés (ciñéndose únicamente a los cero títulos de MotoGP) hace, a veces, más ruido que los mensajes de apoyo de sus fans. Como sucede con todos los sentimientos cuando tienen un origen indecente, estos ataques solamente se producen cuando la “víctima” está en sus momentos más bajos. Pasa en todas las facetas de la vida; y es una lacra del ser humano que desgraciadamente se puede observar hasta en las edades más tempranas, desde el colegio o el jardín de infancia.
Lo que pasa es que, cuando veo que esto sucede con un piloto de motos, que se juega el pellejo cada vez que sale a pista (y no solamente a carrera) yo me enciendo, claro. No sucede sólo con Dani, ya lo sé. A Jorge Lorenzo le han insultado en sus momentos más bajos de su pilotaje en agua. A un italiano y a un australiano les han hecho chanzas con sus nombres: Va-lentino Rossi y Rolling Stoner. Y estoy siendo injusto sacando los ejemplos de los “top rider” cuando podríamos llenar renglones con nombres de chavales de Moto3 y sufridores de Moto2 que reciben críticas injustas casi todos los días.
No es un tema único de una parte de la prensa o algunos aficionados ruidosos en las redes sociales. A veces, y en este caso creo que sin querer, mete la pata hasta el más ilustre de los protagonistas de MotoGP. Marc Márquez fue preguntado no por la situación de Pedrosa, sino por el contraste de ambos resultados con la misma moto. Y su respuesta no está transcrita de forma exacta por todos los medios que estaban presentes. La exacta es esta: “Bueno… Creo que… Dani está en una situación difícil. Era uno de los circuitos que le cuesta más… por… su físico, pero también la Honda es una moto que si no vienes motivado, si no estás motivado, es imposible ir. Se mueve; tienes que ir con ganas, tienes que ir con… con valentía, pero… pero bueno; lo bonito del motociclismo es que aún el piloto puede marcar la diferencia”. Y tal, digo yo. Y mal.
No creo que Marc Márquez tenga ninguna necesidad de darle una puya a Dani Pedrosa, ni ganas; pero tengo claro que así ha sido interpretado “su mensaje” por algunos periodistas (así lo han definido: mensaje) y sobre todo por los aficionados que le persiguen desde siempre. Pienso que el de Cervera podía haber pasado de puntillas por esa pregunta trampa contra el de Castellar; y limitarse a la evidencia de la presión de su aún compañero de equipo y desearle lo mejor para su futuro. Porque, entre otras cosas, no me imagino ninguna moto de carreras (desde luego ninguna de la parrilla de MotoGP) que “no se mueva” o no precise de motivación, valentía y ganas… para “que vaya”.
No tengo tan claro el futuro de Dani Pedrosa como sí lo hace medio paddock; quizá porque, aunque yo me subo a menos aviones, gasto más batería del móvil que nadie hablando con un montón de gente. No está tan claro ni el futuro ni mucho menos el sueldo que se aventura; pero es que ni Jarvis sabe aún qué M1 puede ofrecerle a Dani: por eso no le promete ninguna. Por eso Pedrosa no firma nada, aún, según parece. Pero hay algo que sí tengo meridiano, para quien sueña con la rendición del pequeño samurai de Castellar. Quédense con la foto de Losail que he puesto arriba y háganse un póster con ella, si les place. Y recuerden una cosa: Dani siempre vuelve. Esto vale también para Sachsenring (un jardín de Marc) en dos semanas. Siempre vuelve, insisto. Y siempre más fuerte.
Average Rating