De hecho, como ha adelantado Motorsport.com, este recorte ha empezado con la política de patrocinios. Movistar “se baja” de la Yamaha M1 de Valentino Rossi y Maverick Viñales. Parece que vendrá Monster por dos años. Yo pongo un dólar a que ahora pujará alo bestia, Petronas. Veremos. Lo que no han añadido nuestros colegas es que, además, a partir del año que viene, el Gran Premio Movistar de Aragón dejará de llevar este non mbre comercial. Este replanteamiento global que está llevando a cabo Telefónica en su división de patrocinio, lo achacan, algunos, a la entrada en la cúpula de un nuevo grupo de ejecutivos.
Nada de plural, parroquia: es el nuevo presidente (no tan nuevo ya) Jose María Álvarez Pallete, quien ha propiciado un cambio de rumbo en este sentido. También dicen que huyen de las fórmulas convencionales; y tampoco es exacto. Las bicics, por ejemplo, sí parecen gozar de mayor simpatía (además de tener una relación “inversión-retorno” mucho más favorable) que las motos para Pallete; que nada más llegar a la presidencia del grupo puso el grito en el cielo ante la impresionante inversión que llevaba desembolsada la compañía en la F1 y MotoGP, sin beneficio neto alguno.
En el caso de los coches la implicación siempre ha estado limitada a los derechos de televisión, que fueron renovados en enero de este mismo año en el último momento. En el caso de MotoGP, el entonces presidente de Telefónica, César Alierta (aragonés y amigo personal de Carmelo Ezpeleta) cerró un acuerdo con Dorna, hace cinco años, que sumaba a los derechos de televisión, el patrocinio principal (“tittle sponsor”) del equipo de fábrica de Yamaha y el nombramiento comercial del Gran Premio de Aragón en el circuito de Motorland. Con Alierta “jubilado” en la Fundación Telefónica, Pallete, el nuevo presidente, ha decidido prioridades. Ahora tienen el fútbol y las series; y MotoGP apenas ha aportado abonados por sí mismo a la tele.
Para empezar, fuera patrocinios sin retorno. Entre Yamaha y Motorland, el ahorro directo está entre los ocho y los diez millones de euros. En cuanto a los derechos de televisión, les interesa MotoGP como “complemento paquetizable” de motor junto a la Fórmula1. Pero han ofertado Dorna a la baja; mientras Dorna había comunicado, la pasada primavera, que habría un sobrecoste del 30 por ciento y el compromiso de seguir con los patrocinios. MotoGP tiene menos publicidad y no se financia con abonados. Telefónica juega con la baza de que otros grandes operadores no están interesados. AtresMedia y MediaSet consideran que en abierto es inviable justificar el gasto; y MediaPro ya hace SBK pasa TVE y han dicho a Dorna que no van a pujar mientras no se quede desierto de ofertas.
Pero quedan otras cartas, o mejor dicho, otras barajas. Dorna representa la vanguardia mundial de retransmisiones deportivas y está preparada para adaptarse a los llamados “nuevos players” de la comunicación. En este sentido, Facebook, pero sobre todo la imponente Amazon, son plataformas que podrían aparecer en el juego. También está la posibilidad del desembarco de Sky en España a partir de enero de 2019. Cualquiera de estas opciones sería ideal para Dorna: tienen el dinero y pueden adoptar el magnífico equipo humano que ahora trabaja en MovistarPlus; para darle una continuidad a las emisiones en España cambiando únicamente el logotipo de las camisas de quienes trabajan delante y detrás de las cámaras. Porque, de renovarse el contrato entre Dorna y Telefónica, otra de los recortes futuros vendrían de la producción propia, adoptando un modelo como el que lidera Antonio Lobato en la Fórmula1. Pero esa es otra historia; y ya cruzaremos ese puente, cuando lleguemos a ese río. De entrada, Movistar se baja de las Yamaha.
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