Hasta hace relativamente poco tiempo las presentaciones de un scooter GT transcurrían por el que la marca asumía iba a ser su hábitat natural; el corazón de la ciudad y las vías rápidas de extrarradio. Pero desde hace algún tiempo parece haberse institucionalizado -incluso cuando se trata de modelos compactos hiperurbanos que presumiblemente jamás dejarán el centro de la ciudad durante su vida operativa- el presentar esos modelos en carreteras reviradas de montaña.
Lo que pretenden con ello los organizadores es que los periodistas podamos comprobar que el chasis, los frenos y el motor del vehículo en cuestión son tan buenos que permiten incluso estas aventuras para las que no han sido diseñados.
Repito que comprendo la intención aunque también debo confesar que, en mi opinión y llevo unas cuantas presentaciones en mis posaderas, se acaba desvirtuando el concepto y prefiero el modo clásico de “cada mochuelo a su olivo y el scooter donde le corresponde”.
En cualquier caso y siguiendo esta comentada tendencia, los amigos de Motos Bordoy nos citaron en las preciosas carreteras del Ampurdán para darnos a conocer las cualidades dinámicas del SYM Cruisym 125 que, desde luego y ya lo adelanto, resultaron más que suficientes para superar el reto.
Un Scooter GT muy GT
Los fabricantes de scooters Gran Turismo -últimamente lo repito mucho- nos lo ponen cada vez más difícil, en el sentido de que cada vez hacen modelos más eficaces y completos. El Cruisym 125, por ejemplo, viene a sustituir al exitoso Joymax… pero si comparamos uno con otro, el pobre Joymax parece de una liga menor. El motor del Cruisym es, de hecho, también una versión puesta al día del propulsor Joymax -que, por supuesto, cumple ya la normativa Euro 4- pero ha mejorado tanto en suavidad y velocidad punta que se antoja un motor nuevo.
En este enlace puedes ver las características técnicas y el precio del SYM CruiSym 125.
Lo primero que conviene destacar de nuestro anfitrión es que es exactamente igual en todo -excepto, obviamente, en la motorización- a su hermano de 300 cc, el SYM Cruisym 300 del que te hablamos en esta prueba, y eso ya quiere decir que nos encontramos con un vehículo grande, de excelente habitabilidad y espacio útil… pero no precisamente ratonero. Tampoco es eso lo que buscará su cliente potencial pero conviene insistir en que es grandote y voluminoso… aunque no alto. De hecho la altura del asiento a 750 mm lo coloca como uno de los más bajos de su categoría.
Por lo demás es cómodo, la habitabilidad excelente incluso para los conductores más corpulentos y los acabados están a la altura. El parabrisas es regulable en altura y en el cofre bajo el asiento caben dos casco integrales. Los reposapiés ocupan ahora una posición más avanzada y con mayor ángulo de inclinación que el Joymax, la cual cosa permite una posición de conducción más natural y ergonómica. apoyada en un amplio asiento a dos niveles.
Escalando posiciones
El motor se mostró en todo momento a gusto con la dura prueba y no mostró signo alguno de flaqueza pese al calor asfixiante. Me gustó mucho en altos -con velocidades que empujan los 180 kilos del SYM hasta un poco más allá de los 110 km/h en autopista- y me gustó algo menos en recuperaciones a medio régimen. El caso es que arriba giraba tan alegre que casi me olvidé de que el motorcito “sólo” tiene 14.3 CV así que realmente no se le puede sacar más partido a esa potencia… aunque el precio a pagar -y ese es el único defectillo que le encontré al conjunto- sea un exceso de rumorosidad a altas vueltas. De todos modos, tampoco la “tralla” que le dimos al Cruisym subiendo por las cerradísimas y empinadasísmas curvas que llegan hasta el monasterio de Sant Pere de Roda va a ser la tónica habitual de uso del bonito taiwanés. Por eso decía antes que estas pruebas tan alejadas del área de confort de un vehículo pueden llevar a desvirtuar un poco las conclusiones… aunque, por otra parte, hay que admitir que si el Cruisym pudo con eso es que puede ya con todo. La suspensión también me llamó la atención, en positivo, por un tarado inusualmente duro. Evidentemente esto se debe al hecho de que es la misma que la del 300 pero montada en un conjunto más ligero… y la verdad es que le sienta muy bien. La amortiguacion es dura pero no restallante y aguanta el tipo sin problemas incluso enlazando virajes mal pavimentados.
Otra de las grandes novedades de este modelo de octavo de litro es la incorporación del ABS, que firma Bosch. El tacto de los frenos permitía modular; no era el habitual “todo o nada” de los 125 con ABS, en el que los ingenieros acaban dejando que el antibloqueo haga todo el trabajo. ¡Ah, por cierto… el Cruisym 125 ha prescindido del sistema idle-stop. El consumo de gasolina es ya tan escaso que no lo justifica y la no implementación del referido sistema a permitido a SYM ajustar aún más el precio.
Cada vez mejor
Entre aquellos primeros y algo rudimentarios SYM que necesitaban “venderse” como una “joint-venture” de Honda a los de hoy -que se bastan por si solos para plantar cara a los gigantes del segmento- hay un universo de diferencia y muuuuucho trabajo. SYM está haciendo muy bien las cosas y se ha hecho ya con una porción nada desdeñable de nuestro mercado. Tan considerable que, en realidad y a la chita callando, se ha convertido en la marca con la gama scooter más completa, con modelos que van del segmento ultraeconómico al “Premium”. En el caso del Cruisym se nota que la marca ha estudiado mucho, muchísimo a la competencia y se ha estrujado a fondo para conseguir dar lo mismo que dan otros productos pero sin romper la reputación de SYM de fabricante de scooters a buen precio y buena relación de calidad final. Estamos, por tanto, ante un GT elegante, amplio y cómodo, con unas prestaciones más que suficientes y unos acabados que, sin ser excepcionales, son más que correctos. Y todo eso por un precio de 3.999 euros, con una promoción de lanzamiento de 5 años de garantía y seguro incluido.
A FAVOR
Confort y habitabilidad
Prestaciones en altos
Capacidad de carga
EN CONTRA
Rumorosidad mecánica
Volumen y peso
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