No exageremos de antemano. Con este análisis de la actuación de Marc Márquez en el GP de la República Checa no pretendo vender la moto de que se ha dejado ganar este domingo, ni mucho menos. Los dos pilotos oficiales de Ducati han ganado sus plazas preferentes de podio de poder a poder en una carrera con un final trepidante. Pero es interesante profundizar en cómo el líder de la clasificación ha gestionado la totalidad del fin de semana; teniendo en cuenta, sobre todo, que se lo ha tomado teniendo muy presente lo cerca que estaba, que está ya… el siguiente.
Marc Márquez estaba vistiéndose tranquilamente en su camión, el pasado viernes por la mañana, mientras veía a los chavales de Moto3 estrenando la pista de Brno. Y entonces sucedió. En una caída tonta (intentando salvar la pérdida de grip delantero) vio a Jorge Martín arruinar un GP entero y poner en serio peligro el próximo, que arranca en apenas cuatro días mal contados. Un día antes, el jueves, respondía repetitivamente en le tele “quedan diez carreras, quedan diez carreras… Con un podio el domingo me conformo, aunque esa palabra sea rara en mi diccionario. Lo que pasa a la historia son los títulos, más que las victorias”. El sábado de pole “se conformó” con un tiempazo y no fue a buscar el reloj que sí ganó Dovi porque “el riesgo de comprarse una parcela” en sus propias palabras era muy alto. Quedaban diez carreras…
Y ahora quedan nueve, y Marc Márquez es más líder. En el podio recogió su trofeo y señaló su cabeza, la que había tenido siempre presente a la hora de dar gas, insisto, a lo largo de todo el fin de semana. De paso, y como es un puñetero crack de la comunicación, el de Cervera aprovechó para mover el dedo que señalaba a la sien para mandar un mensaje de propina a quienes le abucheaban desde la grada, como diciendo, en ese idioma políticamente correcto que asola el lenguaje castellano: “están locos y locas, oigan”.
Marc Márquez no ha renunciado a la pelea este domingo en Brno, ojo: ha renunciado a jugársela por encima de sus posibilidades. No debe haber sido del todo agradable ser vencido por las dos Ducati para un caníbal de su fuste; pero ahora, con más ventaja, puede ser más agresivo en la casa de uno de sus patrocinadores principales: el Red Bull Ring. El solar es, de paso, propiedad del Dr. Marko (¡qué nombre para un malo en una peli de James Bond!) que ya se “enamoró” de Márquez cuando en este mismo circuito de Spielberg se subió a un F1 hace unas semanas. Márquez llega a Austria con la tranquilidad de las dos semanas que quedarán después para Inglaterra, con más de dos carreras de ventaja; y entonces sí que le podremos ver jugar cartas que, este domingo que ya es historia, se ha guardado en la manga. Porque, por cierto, lo que ha visto en Brno es lo bien que juegan, Jorge Lorenzo y Andrea Dovizioso, con toda la baraja.
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