Cuando hablamos de “cine y motos” todos pensamos de inmediato en los títulos míticos como “Easyrider” o “El Salvaje”. Sin embargo hay buenas películas moteras que -aún siendo menos conocidas- ningún buen aficionado debe perderse. Y también hay films que hay que ver más por su interés documental o por su filosofía que por su éxito en taquilla o su mejor o peor factura cinematográfica. Os invitamos a hacerlo sin prejuicios aprovechando que el verano es un gran momento para ello…
Ángeles del Infierno sobre ruedas (1967)
La película no es gran cosa pero fue muy polémica por varias cuestiones; en primer lugar porque rezumaba una cierta estética gay basada en el gusto por el cuero negro y porque sus protagonistas secundarios -el principal era un Jack Nicholson pasado de vueltas- eran pandilleros auténticos de los Hell Angels de Dale City, San Francisco, Richmond y Oakland. Entre ellos había varios buscados por la justicia y el propio fundador del grupo, Sonny Barger.
La Chica de la Motocicleta (1968)
Pretendió ser algo así como un “Easyrider” a la europea; el canto de amor a la moto como vehículo de libertad y anarquía. El film tuvo una acogida discreta y es recordado sobre todo por las escenas eróticas entre Alain Delon y Marianne Faithfull -por cierto, en aquel momento novia de Mick Jagger, el cual agarró un cabreo nada “satisfaction” con el film- pero la historia de la chica que abandona a su marido montada en una Harley Davidson y se cruza en la carretera con todo tipo de excéntricos personajes merece una revisión…
Little Fauss and Big Halsy (1970)
Extrañísima y poco conocida película que narra la rivalidad personal entre dos pilotos de motocross que habían sido grandes amigos antes de que una mujer los separara. Es un film de estética setentera y algo “hippy” dirigido por Sidney J. Furie y cuyo protagonista es nada más y nada menos que Robert Redford en un papel de tipo arisco y antipático en el que no se ha prodigado durante su larga trayectoria.
On any Sunday (1971)
Película de estilo documental, dirigida por Bruce Brown y protagonizada por el carismático Steve McQueen en su faceta de enamorado de las motos. Es un trabajo hecho por moteros, para moteros y que sólo se puede valorar desde la perspetiva motera… así que, lógicamente, apenas interesó fuera de este contexto. Sin embargo nos brinda algunos de los momentos más auténticos del McQueen más cercano; aquel que -como confesó en sus entrevistas- sólo era feliz corriendo en coche o en moto y se sentía más como un piloto que actuaba que como un actor que corría.
Larga noche de julio (1974)
La representación española en este ránking se la dejamos a una interesantísima película de Jose Luis Comerón protagonizada por Simón Andreu, Eusebio Poncela y Joan Ribó que mezcla la preparación del “atraco perfecto” con las 24 Horas de Montjuich. El argumento es interesante… pero las escenas reales de carrera en la montaña mágica barcelonesa aún son mejores.
¡Viva Knievel! (1977)
Evel Knievel llegó a ser tan popular en los USA y era un tipo tan bien plantado que un productor pensó que podía convertirlo en un héroe de acción y que hacer una película en la que se enfrentara a narcotraficantes sería una buena idea. Sin duda al bueno de Evel las acrobacias en moto se le daban mejor que el cine pero, en cualquier caso, la película es un verdadero derroche kitsch de saltos imposibles del “Tio Sam de la moto”.
Race for glory (1989)
Una serie B dirigida por Rocky Lang que, sin embargo, reflejaba con relativo realismo la ambición de un joven piloto por destacar en el Mundial de velocidad y las tensiones internas de un box. Destaca por sus interesantes tomas reales de acción en los circuitos de Paul Ricard y Spa-Francorchamps junto a los grandes ases de la época; Spencer, Roberts… Para poder grabar la productora optó por el expeditivo método de esponsorizar a un equipo.
Burt Munro, un sueño, una leyenda (2005)
A pesar de estar protagonizado por el gran Antony Hopkins, este film “biopic” dirigido por Roger Donaldson sobre la vida del cazarecords neozelandés Burt Munro -que a los 68 años se atrevió a viajar hasta Bonneville para lanzar su vieja Indian restaurada hasta los 268 km/h- fue un fracaso comercial absoluto. Pero estamos ante cine motero del bueno y de primerísima división…
El lugar donde todo termina (2013)
Intensísimo melodrama sentimental que narra el conflicto personal de un piloto “stuntman” que se gana la vida haciendo las escenas y acrobacias más arriesgadas en películas y espectáculos mientras le corroe la mala conciencia por haber abandonado a un hijo. Está dirigida por Derek Cianfrance y protagonizada por Ryan Gosling en un registro muy poco usual.
Road to Paloma (2014)
Cuando Jason Momoa aún no había destacado en “Juego de Tronos” y sólo era un aspirante a superestrella forzuda dirigió y protagonizó este film que le ponía en la piel de un motorista que huye de la persecución del FBI por haberse tomado la justicia por su mano tras la violación y asesinato de su madre. En su escapada es ayudado por otros moteros y protegido en los ambientes motociclistas. Momoa se ha confesado muchas veces un apasionado de las motos y nunca ha ocultado los guiños de la película a los clásicos del género.
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