Menos democracia y más MotoGP

Dicen los “dictadores de lo políticamente correcto” que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos. Sí, ellos, los que difícilmente digieren una opinión mínimamente contraria a la suya, son muchas veces, eso, dictadores. Pero, desnudos de los complejos que exhibimos en público, todos sabemos que, para ciertos ámbitos de la vida, la familia o la empresa, pongo por caso, hay que asumir que un fuerte liderazgo es lo único que te hace salir de las situaciones más críticas.

El “parlamento” a varias bandas que se montó en el empapado paddock de Silverstone aquel domingo de agosto fue un despropósito añadido al desastre que se encontró la caravana de MotoGP cuando se dispuso a correr el Gran Premio de Gran Bretaña. Ese gallinero en el que todos opinaban agudizó el problema que ya se había manifestado como inexorable el sábado, con el terrible accidente de Tito Rabat. Carmelo Ezpeleta ha explicado un detalle importante en su comparecencia en Movistar el pasado jueves; una entrevista interesante lamentablemente eclipsada por el enésimo episodio de “SalvameGP” de los dos enemigos íntimos de siempre. La cuestión fue clara: en Inglaterra no obligaron a correr el lunes porque no estaba esa norma escrita y no quiso, Carmelo, cambiar las reglas en medio de un partido en juego.

Y, por eso, reunieron a los equipos. Sabían, desde que desmontaron la parrilla de salida, que probablemente no se iba a correr ese domingo. No con Tito Rabat así; y con el riesgo inasumible para este campeonato de sufrir un accidente trágico. Solamente quedaba la opción del lunes. Y entonces, la mayoría (¿democrática?) de esos equipos dijeron NO; en la sede de su soberanía popular: los camiones del IRTA. Y la cagaron; porque casi ninguno de ellos pensó en el campeonato. Y Carmelo se la tuvo que tragar: la lluvia y la cancelación. Pero nunca más.

Dorna, el promotor de MotoGP, legislará para que, con efecto inmediato, los lunes y los martes post GP sean fechas disponibles para correr las carreras de las tres categorías, si es necesario. Por decreto; y con sanciones para cada camión que salga del circuito antes de tiempo. Así, el campeonato se blinda hasta del tifón de Indianápolis en 2009, por poner un ejemplo extremo. Carmelo Ezpeleta ha reaccionado bien. Hubiera querido dar un golpe en la mesa del IRTA, pero supo guardarse entonces; y guardársela ahora, a los equipos y su “perreo” egoista. Y acertó; porque haciéndolo así nadie podrá etiquetar de dictadura una decisión de puro y simple liderazgo. Menos democracia y más MotoGP, parroquia: y a opinar a Twitter. Allí os espero, sin paraguas ni red.