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0 Marco Bucci, alcalde de Génova, ha incendiado los ánimos de cientos de miles de sus conciudadanos ante su proyecto -todavía no formal- de prohibir la circulación de Vespas por el centro de la ciudad entre las 7 de la mañana y las 7 de la tarde. La medida, de aplicarse -y el munícipe parece decidido a ello- afectaría por el momento solamente a las Vespa fabricadas antes de 1999.
El problema es que solamente en Génova capital -sin contar las poblaciones vecinas- hay unas 180.000 Vespas para una población de 600.000 habitantes. De hecho, los genoveses son los italianos que menos coches tienen, únicamente por detrás de los venecianos… y esto es así porque el scooter de Pontedera hace ese papel de utilitario para cada día.
El plan municipal no es nuevo. En 2016, el alcalde de la ciudad ya intentó restringir el acceso de Vespas al corazón de la ciudad pero tuvo que echarse atrás ante la campaña puesta en marcha en las redes que con el hashtag #lamiavespanonsitocca (#mivespanosetoca) movilizó a decenas de miles de usuarios.
El reproche que se le hace desde la comunidad vespista a Marco Bucci es que se trata de una medida simplemente cosmética con la que pretende desviar la atención pública tras el trágico derrumbe del puente Morandi en agosto y en el que murieron 43 personas.
El argumento -afirman los grupos defensoes de la Vespa- es que únicamente 3.000 de las mencionadas180.000 Vespa son anteriores a 1999 y no suponen, en realidad, ningún impacto en la contaminación de la ciudad.
Añade el colectivo scooterista que en Génova -probablemente el puerto más importante de Italia-solamente los cruceros que atracaron en los viejos muelles emitieron en un año 3.176 toneladas de dióxido de nitrógeno mientras que las emisiones de todas las Vespas anteriores al año límite apenas llegaron a las 41 toneladas.
Pero el regidor italiano tiene claro lo que quiere hacer: “Nuestra estrategia es favorecer paulatinamente a los scooter eléctricos”.
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