Una vez más, y como pasara hace años con Jorge Lorenzo y Monster con el vídeo de su mansión, la otra gran bebida energética ha metido a Marc Márquez en una encerrona gratuita con la producción (impecable desde el punto de vista técnico, todo hay que decirlo) de un vídeo absolutamente incompatible con los tiempos que corren, nunca mejor dicho, el verbo correr. En la pieza, grabada a lo largo de seis interminables horas del pasado miércoles antes del GP de Japón, aparece Marc pilotando a saco, “de carreras”, su Honda pintada con los colores de Repsol en una vía pública; adelantando a otros vehículos, sobrepasando la línea continua o invadiendo el carril contrario (en Japón se circula por la izquierda) y haciendo gala de una conducción manifiestamente irresponsable en una vía pública.
Es una carretera cortada al efecto, lo sabemos los que estamos al cabo de las noticias de MotoGP. Pero no los millones de personas que lo ven (se ha hecho viral) en todo el mundo. En España y con razón, instituciones que velan por la seguridad vial de los motociclistas han puesto el grito en el cielo. Porque, en el fondo, es la imagen de Marc Márquez y la de Repsol las que se ven reflejadas en el vídeo. Red Bull aparece en el casco del piloto: tiran la piedra y esconden la mano.
Vivimos en la “Gran Dictadura Social” de lo políticamente correcto. Esto puede gustarnos más o menos (yo soy del “club pureta” de los que nos gusta menos) pero debe afectarnos a todos (y a todas) en igual medida. Y el entorno de Marc Márquez, o el propio piloto (además de la petrolera española) deberían tener un control más preciso de lo que otros patrocinadores hacen con la imagen del piloto de Cervera; que el pasado miércoles perdió mucho más que seis horas de su tiempo.
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