Unas obras inoportunas. Una gota fría, por otra parte, relativamente frecuente en pleno otoño de “La Terreta” valenciana, cuando noviembre se empieza a disfrazar, en su segunda quincena, de fechas casi navideñas. Y los irresponsables de la cosa, como siempre. Renfe se ha visto obligado a clausurar la estación próxima al circuito y en Valencia los trenes no salían porque sencillamente, no estaban. El trayecto se ha tenido que hacer hasta el pueblo de Cheste, donde apenas cinco autobuses no daban a basto con los centenares de personas que llegaban, ya entonces, con varias horas de paciencia en el cuerpo, para cubrir una distancia de poco menos que un kilómetro en 45 minutos.
El Circuit Ricardo Tormo no solamente no tiene la culpa de nada de esto; sino que desde el viernes está haciendo gala de sus virtudes. La pista tiene un grip envidiable que el propio Marc Márquez señaló este viernes, en la reunión de la Comisión de Seguridad de los pilotos, como el ejemplo a seguir por el resto de trazados donde han encontrado problemas de agarre.
Cheste llenará sus espectaculares gradas con cien mil aficionados a MotoGP; pero una vez más sufrirán la mala previsión de los que gestionan unos servicios públicos que podrían perfectamente cumplir con su función en un fin de semana tan importante para Valencia; que de esta manera ofrece una imagen lamentable que no se merece. La foto, cortesía de los sufridores aficionados, refleja el caos de esta mañana a primera hora.
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