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0 Nada que reprochar a la monumental obra civil del Circuit Ricardo Tormo de Cheste. Drenaje y asfalto a la cabeza de los trazados del mundial; si hay algo de lo que estoy convencido es que este Gran Premio, celebrado con estas condiciones, en otros circuitos, quizá se hubiera cancelado (o retrasado al lunes con la nueva norma) sin remedio. El problema es haber estirado la temporada hasta bien entrada la segunda quincena de noviembre; con el otoño galopando hacia el invierno, en España. Porque, en realidad, hemos tenido hasta suerte, con el frío.
No estoy hablando, solamente, del sainete que hemos tenido de carrera; con los mejores pilotos del mundo cayendo como burras pardas por un prado asturiano. Ya el primer entrenamiento libre del viernes tuvo que ser parado a golpe de bandera roja por un aguacero similar. Pero es que, además, la temperatura de la pista estaba literalmente en el límite de las condiciones mínimas para “la práctica del motociclismo” como rezaba Valentín Requena. En la suma de las categorías hemos batido el récord de caídas. Y además, con gomas de agua, hemos podido comprobar que muchas de ellas son de detrás y por orejas.
Especialmente peligrosas han sido las de MotoGP. La inmensa mayoría perdiendo el trasero mientras aguanta el delantero (al revés que en seco en la era Michelin; y como pasaba en la época de Bridgestone) y con los pilotos haciéndose daño. Otra cosa es que sean auténticos toros; con el caso de Marc Márquez por encima de todos: hombro fuera, hombro dentro. Se bromea mucho con que el campeonato tiene mala suerte con la lluvia, que le persigue donde va; pero en realidad existe un problema de planificación de calendario. Van a Australia en la peor época; en agosto siempre llueve, en Inglaterra, más que en junio; y ahora con el fin de fiesta valenciano saludando de cerca las navidades, están tentando a la mala suerte por encima de sus posibilidades. En Cheste puedes tener una gota fría en septiembre (pasó en el estreno de 1999) pero eso es mala suerte y siempre tendrás la pista con diez grados más de temperatura. Yo me quedo con la cara del vencedor de hoy, en la foto de arriba. Así no se disfruta ni una victoria en un Gran Premio.
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