Ninguna de las cuatro grandes marcas niponas, las que se conocen en el negocio como las “Japan Big Four” han sido siempre megacorporaciones industriales a escala global. De hecho, en realidad, todas ellas nacieron del esfuerzo de unos “padres fundadores” que les dieron nombre -Soichiro Honda, Shozo Kawasaki, Michio Suzuki y Torakusu Yamaha- pero que también tuvieron que adaptarse com mayor o menor fortuna a los avatares de un siglo XX que llegó a Japón a sangre y fuego.
A veces desde la incomprensión, en otras desde los terribles padecimientos de una guerra y una post-guerra pero siempre también desde una visión de futuro muy clara, las historias de los creadores de Honda, Kawasaki, Suzuki y Yamaha son historias de perseverancia y espíritu pionero.
Con errores y con aciertos… así nacieron los cuatro gigantes nipones que hoy motorizan a medio mundo…
Soichiro Honda (17 de noviembre de 1906-5 de agosto de 1991)
El hombre que pudo reinar… y lo hizo.
La historia del hombre que puso en pie Honda se ha convertido casi en una leyenda dentro y fuera de su Japón natal. A diferencia de otros contemporáneos Soichiro Honda tuvo claro desde el principio que las motos y los coches iban a ser su vida. Y las motos y coches rápidos, además. Con 15 años ya se instaló como aprendiz en una fábrica local de utilitarios -la Shokai- y cayó en la cuenta de que el proceso de fabricado de los pistones dejaba mucho que desear. Montó su propia empresa de pistonaje pero la falta de conocimientos técnicos le hizo fracasar. Estudió ingeniería y en 1937 puso la primera piedra de la “Tōkai Seiki”, su segunda compañía. Al igual que las de muchos de sus compatriotas, también los bombardeos americanos se la arrasaron durante la guerra.
En 1949 crea la Honda Motor Company con el objetivo de fabricar motos y bicicletas motorizadas. Soichiro no tarda en mejorar los motorcitos, haciéndolos más ligeros y potentes que los de la competencia y logrando que sus bicicletas se vendan por centenares de miles. La tipo D de 1949 es ya una moto a todos los efectos, con un bastidor de acero “ad-hoc” diseñado y producido por el mismo Soichiro Honda y un brioso motor 2T de 98 cc y 3 CV de potencia.
Shozo Kawasaki (10 de agosto de 1839-2 de diciembre 1912)
Del océano al espacio
La “Kawasaki Heavy Industries” es hoy en día una de las mayores corporaciones siderometalúrgicas del mundo, con presencia en prácticamente todos los grandes proyectos de ingeniería desde el tren bala “Shinkansen” a la estación espacial pasando por superpetroleros o robótica. Sin embargo, en 1878, su creador -Shozo Kawasaki- tuvo que pedir dinero prestado para construir un pequeño astillero, el Kawasaki Tsukiji. Japón era una potencia económica emergente, los encargos de pequeñas embarcaciones no faltaron y a la Kawasaki le iba bien. Tanto que, en 1901 la casa fabricó el que sería el primer motor a vapor de Japón. Las pequeñas embarcaciones pasaron a ser enormes barcos mercantes y acorazados para la Armada Imperial… y el macroimperio Kasasaki se convirtió en realidad.
Igual que ocurrió en Italia con Piaggio, también durante la Segunda Guerra Mundial, Kawasaki había fabricado cazas de combate y navíos militares y al acabar el conflicto toda su producción se destinó a la motorización civil del país. En enero de 1961 la primera moto fabricada en la Kawasaki -una copia de una BSA- vio la luz… aunque todavía con la denominación “Meguro”, una pequeña empresa de motocicletas ligeras que la compañía había absorbido poco antes.
Michio Suzuki (10 de febrero de 1887-27 de octubre de 1982)
Entre algodones
Cuentan los historiadores de la marca que Michio Suzuki nunca quiso dedicarse a la automoción, que llegó a ella víctima de las circunstancias económicas. Como casi todas las afirmaciones de este tipo hay algo de cierto y de falso en ello. Michio Suzuki comenzó su andadura empresarial en 1909 con los telares de algodón “Suzuki Loom Works”. Como se ha dicho la economía nipona era en aquel momento boyante y la relativa apertura del país al exterior había permitido un mercado creciente también en el mundo del textil. En 1931, en plena efervescencia por la motorización que vivió el Japón, Suzuki también había invertido en la fabricación de automóviles pero el negocio no acabó de funcionar y la marca ralentizó ese negocio. En 1951, sin embargo, el mercado nipón del algodón se viene abajo por la caída del consumo y la competencia de países como la India y la compañía decide retomar el camino de la movilidad.
Su primer producto es una espartana y virtualmente indestructible bicicleta motorizada, con un pequeño propulsor “low cost” de 36 cc de la cual vende -literalmente- millones de unidades. Ya no hay marcha atrás; la compañía olvida los telares y cambia definitivamente su nombre al de “Suzuki Motor Corporation”.
Torakusu Yamaha (20 de mayo de 1851-8 agosto 1916)
De las guitarras a los motores
Probablemente sea la de Torakusu Yamaha la más peculiar de las historias. La de un “luthier” y artesano fabricante de pianos y órganos que termina dando su nombre a una de las marcas tecnológicamente más avanzadas del mundo. Que el logotipo de Yamaha sean unos diapasones es perfectamente normal: la compañía nació en 1887 en Hamamatsu como fabricante de pianos y de “Shamisens”, la guitarra tradicional japonesa. Años antes, Torakusu Yamaha se había empleado como aprendiz en una fábrica de relojes y en una empresa de instrumentos médicos en Osaka, por lo que había aprendido el manejo de equipamientos de alta precisión. Su vocación era la de “luthier” y decidió aplicar esos conocimientos técnicos a la fabricación de instrumentos musicales. El éxito de los instrumentos de la Nikkon Gakki de Yamaha fue inmediato y su dominio de la madera hizo que el gobierno nipón recurriera a su experiencia para ajustar las hélices de los primeros aviones diseñados en el país del Sol Naciente. Es en ese preciso momento cuando Yamaha, sin proponérselo, pone un pie en el mundo del motor y la marca seguirá fabricando hélices y material aeronáutico hasta la Segunda Guerra Mundial.
Al acabar la contienda, el máximo responsable de la casa -Genichi Kawakami; Torakasu Yamaha había fallecido en 1916- hace lo mismo que Kawasaki o que Piaggio en Europa y deriva la producción en vehículos ligeros que alivien a un Japón aún en shock tras la derrota. En 1954 la primera motocicleta Yamaha, la Ya-1 “Akatombo”- es una realidad.
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