Harley-Davidson se está viendo claramente afectada por la guerra entre Washington y Bruselas, que ya comienza a notarse en los productos importados de Estados unidos. Después de que Trump introdujera nuevos impuestos aduaneros en los que gravaba las importaciones europeas de acero y aluminio a los USA, desde Bruselas la respuesta no se hizo esperar y respondieron con una subida media del 25% en los aranceles a productos americanos.
Y no solo las motos se ven afectadas, vaqueros, whiskey y demás productos emblemáticos estadounidenses también están sufriendo las consecuencias.
Para Harley-Davidson los aranceles europeos oscilan entre el 6% y el 21% por lo que se ha visto obligado a subir los precios de sus modelos un promedio de 2.200€ por unidad. Teniendo en cuenta que Europa representa el 16% de su mercado -el año pasado reportó un volumen de ingresos de 521.800 millones de dólares y ganancias por 5.600 millones- las cuentas para la marca americana se ponen difíciles. Desde Harley-Davidson hacen una primera estimación de 100 millones de euros al año de pérdidas. En los últimos seis meses las acciones de la marca han caido un 12%.
El pasado agosto de 2019 la marca advertía de las consecuencias de los aranceles y de la posibilidad de fabricar en Europa, a lo que Trump respondió que, de hacerlo, pagarían más impuestos que nunca. Además en un tweet escribió que se alegraría de que los estadounidenses boicotearan la marca en caso de comenzar a fabricar en el Viejo Continente. Desde entonces no ha habido ningún acercamiento entre la administración Trump y la marca. Esto ha dividido a los motoristas americanos, que han estado siempre entre los grupos más fieles a Trump, -hombres de clase trabajadora mayores de 50 años-.
La marca ha anunciado que aumentará la producción en particular en Tailandia, Australia, Brasil e India. “No es la solución preferida por la sociedad, pero es la única opción que seguir si queremos que nuestras motos sigan siendo accesibles”, informó la compañía.
Por ahora, las políticas proteccionistas de Trump parecen no proteger a sus trabajadores. En la próxima década, según los cálculos de la Oficina de Presupuestos del Congreso, la política comercial de Trump restará una décima al crecimiento estadounidense.
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