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Visitamos el museo Ducati en Bolonia en la llamada “tierra de motores”; la región italiana donde han nacido marcas como Lamborgini, Ferrari o Maserati. Un paseo por la historia de la marca de Borgo Panigale en su tierra y desde sus orígenes.

Cuando visitamos un museo tenemos la sensación de embriagarnos de cosas bellas y curiosas y salimos saciados de conocimiento y emociones visuales. Todo esto se traslada al mundo de las dos ruedas en el museo Ducati en el que, al visitarlo, además de disfrutar de motos clásicas y modernas de una belleza a la altura de obras de arte sientes la historia de una de los constructores más antiguos del mundo.

El museo se encuentra dentro del mismo recinto donde Ducati tiene todas sus instalaciones. Sus oficinas centrales, su fábrica –tanto de sus motos de calle como de sus MotoGP-, el referido museo y todo el grueso de la marca se encuentra en las afueras de Bolonia, en el barrio de Borgo Panigale.

“Motor Valley”

Bolonia se sitúa dentro de la “Motor Valley” una región en la que se unen tecnología y pasión por el motociclismo y el automovilismo. Esta “tierra de motores” la conforman un grupo de museos y colecciones que se encuentran en la región de Emilia-Romaña donde han surgido, además de Ducati, otras marcas icónicas como Lamborghini o Ferrari y donde todavía tienen sus sedes centrales.

Aquí se encuentran también Pagani, Maserati, Benelli, Morbidelli, Bimota… y podemos visitar sus museos y fábricas (en Ferrari y Maserati sólo se pueden ver los museos, a no ser que seas cliente). No es fruto de simple coincidencia; después de la Segunda Guerra Mundial la cultura motociclista y automovilística se trasladó desde el norte de Milán y Monza hasta esta región y se ha mantenido desde entonces.

La Emilia-Romagna se pude dividir en dos partes, la de la pasión por el motociclismo -como la Cataluña española- situada en Romaña, de donde han salido pilotos de la talla de Andrea Doviziozo, Loris Capirossi, Valentino Rossi, Marco Simoncelli… y por otro lado la parte de la tecnología, situada en Emilia, donde se encuentran todas las fábricas.

Esta es una región eclipsada a nivel turístico por Roma, la Toscana o Sicilia pero aquí se encuentra la cuna de la historia clásica; de aquí surgieron los Etruscos antes de que naciera el imperio romano. Ravenna fue la capital del Imperio romano de Occidente, en Bolonia se encuentra es la universidad más antigua de Europa fundada en 1088 y la ciudad fue cuna de la cultura italiana por su posición estratégica en el centro del país. El turismo en esta zona es diferente, más cultural, más de historia. Y además es un lugar indispensable para los amantes del automovilismo y el motociclismo clásico.

Giorgio Armani, Giuseppe Verdi, Luciano Pavarotti, Enzo Ferrari, Guillermo Marconi, Benito Mussolini, Federico Fellini,… todos han nacido en esa región y han dejado su impronta en la historia para bien… o para mal. Además, con este tipo de turismo menos masificado y de mayor interés cultural, los lugareños no sienten estar saturados de turistas y su trato y hospitalidad es excepcional.

La historia Ducati

Nada más llegar a sus instalaciones nos recibe en la recepción el jefe de prensa Giulio Fabri, dándonos la bienvenida y ofreciéndonos su inestimable atención durante toda la visita. Para guiarnos en el museo nos acompaña hasta Livio Lodi, su Director, que nos hará de guía a lo largo de todo el recorrido llevándonos desde los primeros condensadores eléctricos que fabricaron los hermanos Ducati hasta las últimas motos campeonas del mundo de Casey Stoner o Carlos Checa.

El museo se encuentra en el mismo edificio que las oficinas centrales, justo encima de la fábrica y es accesible para todo el que quiera visitarlo (si además vas con tu Ducati podrás pasar la barrera de seguridad, entrar en el recinto y aparcar a escasos metros de la puerta). Una vez dentro, a primera vista vemos las motos de competición, dispuestas de más antiguas a más modernas en la pared circular del contorno del museo. La sala principal es redonda con una sala de video, redonda también, en el centro y pequeñas salas adyacentes en los laterales, que nos transportan a diferentes épocas de la marca.

No es un museo ostentoso y enorme, sino más bien un pequeño pedazo de historia concentrado, en el que los 44 modelos expuestos nos cuentan cómo de la nada y en una época de adversidades surge una marca icónica del motociclismo.

Justo antes de entrar a la sala del museo, colocados en unos expositores de cristal, podemos ver los aparatos electrónicos que los hermanos Ducati fabricaron desde 1926 en el centro de Bolonia –por aquel entonces con dos operarios y una secretaria- condensadores, máquinas de afeitar, aparatos de radio,… En 1935 trasladaron su fábrica a las afueras de Bolonia y daban trabajo más de 7.000 personas. Ese mismo año recibieron la visita del propio Guillermo Marconi. Con el estallido de la Segunda Guerra mundial, los hermanos Ducati fueron obligados a trabajar para el régimen fascista, por lo que la fábrica de Borgo Panigale fue bombardeada por los aliados en 1944.

Al término del conflicto bélico, en una época en la que el hambre y la necesidad de desplazarse para trabajar era lo primordial, los hermanos Ducati se vieron obligados a dejar la fabricación de aparatos electrónicos y comenzar la fabricación de un motor que se pudiera adaptar a una bicicleta, ya que en el periodo de postguerra la necesidad de un trasporte barato era lo más acuciante. Y así fue como construyeron su primer motor adaptable a cualquier bicicleta, el Cucciolo en 1946, con el que se podían recorrer 100km con un solo litro de gasolina y que caló hondo en la sociedad italiana. Así comenzó la andadura de lo que es hoy una de las marcas más emblemáticas del mundo de las dos ruedas.

Al entrar en la primera sala que nos encontramos a la izquierda nada más entrar en el museo, tenemos el motor Cucciolo que dio origen a todo, junto con los primeros modelos de la marca. En 1948 sacaron al mercado su primera moto completa montando el motor Cucciolo (era tan ligera que se podía subir a las casas para guardarla y que no fuera robada en esos tiempos difíciles). En 1952 llevaban vendidas 200.000 unidades de Cucciolos.

Según fueron pasando los años fueron añadiendo y desarrollando nuevas tecnologías y nuevos modelos de producción. En 1957 Ducati dio la vuelta al mundo con sus Ducati 175 T recorrieron 36 países en los 5 continentes, tardaron un año saliendo desde Bolonia, y grabaron las imágenes con un proyector de 8mm. Ducati quería mostrar y engrandecer su imagen de fiabilidad y aumentar su popularidad en todo el mundo.

En las salas contiguas como la Ducati Scrambler 450 de 1962 (que es una representación de la vida italiana de la época) o la Ducati 750 Paso –previa a los modelos 888 que marcaron una nueva época en Ducati-,que podemos ver en las dos primeras salas en el lateral izquierdo del local.

En las dos estancias situadas a la derecha de la sala principal podemos ver las motos más representativas de la época actual de Ducati. Entre ellas la Ducati 916 Senna, que con 36 años y tiene un look muy actual y que sin duda marcó una nueva era en los modelos de Ducati. En estas salas podemos ver también la Ducati 900 Superlight, la Desmosedici RR o la Ducati 1199 Superleggera.

Ducati en competición

En la sala principal tenemos colocadas todas las motos de competición -todas completas, en su estado original o restauradas-, de las más antiguas que vamos viendo a medida que avanzamos a lo largo de la sala circular. También podemos ver los trofeos de la marca y la evolución de los monos y cascos, de los pilotos. Desde la equipación original con la que se ganaron las primeras 24 de Montjuic en 1958, pasando por los monos de los de las décadas de los 90, 2000 y 2010.

Una de las primeras motos que nos encontramos es la primera moto deportiva de Ducati, la 125 Desmo de 1956 (la Panigale de la época) que fue la primera en montar el sistema de distribución Desmodrómico de Fabio Taglioni con la que llegaron las primeras victorias en competición. Con sus chasis de acero sin ningún tipo de comodidades, en la que te imaginas rodando en circuito y se te ponen los pelos como escarpias.

También podemos ver las Desmo Twins 125, 250 y 350, construidas para Mike Hailwood por Taglioni, la Ducati 500 GP de 1971 con la que Paul Smart y Bruno Spaggiari consiguieron la victoria más importante hasta la fecha en Imola 200 en 1972, con un 1º y 2º puesto para Ducati, compitiendo contra el hasta entonces invencible Giacomo Agostini, con la MV Agusta (igual que ocurriría años más tarde con Casey Stoner).

Y poco a poco nos vamos adentrando en motos más modernas, como la Ducati 750 F1, la primera Superbike V2 con la que Raymond Roche consiguió el primer título de Superbike para la marca, la Supermono (de la que se fabricaron 67 unidades entre 1993 y 1995), las motos de Carl Fogarty, Troy Bayliss, la 999 Hodgson… hasta llegar a la moto Campeona del Mundo de Superbike con Carlos Checa, o a la moto Campeona del mundo de Casey Stoner, que son la punta del iceberg de toda la historia de Ducati.

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ale.garciamontes
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