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La muerte del legendario militar y aventurero, apasionado motociclista, logró que cambiaran las normas de tráfico del Reino Unido… y de todo Europa.

 

El 19 de mayo de 1935 moría Thomas Edward Lawrence, uno de los más legendarios militares y aventureros del todavía poderoso Imperio Británico. “Lawrence de Arabia” -enamorado de las motos- había sufrido seis días antes un accidente al manillar de su adorada Brough Superior mientras se dirigía a la oficina de correos de Bovington a enviar un telegrama. De regreso por la carretera de Clouds Hill un coche salió a su paso y le golpeó fatalmente en la cabeza.
Lawrence, como tantos otros motociclistas de su época, no llevaba casco. Y no lo llevaba porque, en esencia, no sólo no era obligatorio sino que tampoco era costumbre e incluso estaba mal visto por la comunidad motera. La absurda idea era que como el buen motorista no cae nunca… pues no le hace falta protección de ningún tipo. 
Paradójicamente, sin embargo, ese accidente -todavía sin aclarar 80 años después y en el que, probablemente tuvo mucho que ver el servicio secreto inglés- sirvió para salvar la vida a muchos otros…

Estremecido por la muerte de un personaje al que admiraba y por la de un colaborador en circunstancias similares, un neurocirujano llamado Hugh Cairns (en la foto superior) decidió desarrollar un artilugio que protegiera la cabeza de los motoristas. Cairns descubrió un dato demoledor: en 21 meses hasta antes comienzo de la Segunda Guerra Mundial, habían fallecido por traumatismo craneoencefálico en las carreteras inglesas más de 1.884 motociclistas, 2/3 de los cuales se podían haber salvado si hubieran usado un casco protector. Y en el mismo periodo desde septiembre de 1939 debido a la movilización y mayor tráfico de civiles y militares, nada másy nada menos que  2.279 moteros.
La insistencia del médico a través de sus publicaciones en el “British Medical Journal” consiguió que en 1941 el Gobierno Británico declarara obligatorio en uso del casco para los militares cuando tuvieran que conducir cualquier tipo de vehículo. Quedaba, sin embargo, hacer extensiva esta obligatoriedad al resto de usuarios civiles. Esto ocurrió a finales de 1952 aunque Cairns falleció pocos meses antes y no pudo ver como su iniciativa llegaba ya a toda la población.
La obligatoriedad del casco en el Reino Unido tuvo un efecto dominó en el resto de países europeos y a finales de esa década era ya obligatorio para motos de gran cilindrada -ciertamente quedaban exentas en algunos las cilindradas inferiores a 125 pues se las consideraba más vehículos utilitarios que motos- en los principales mercados del Viejo Continente.

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ale.garciamontes
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