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El segundo puesto del podio del líder de Honda, y del campeonato, en el pasado Gran Premio de Italia de MotoGP es un triunfo que vale por dos.

El número 2 que esperaba a Marc Márquez en el corralito antes del podio del Gran Premio de Italia en MotoGP, simbolizaba casi metafísicamente el valor doble del resultado deportivo cosechado en la línea de meta. Porque sí, tal como suena: quedando segundo en Mugello, entre las dos Ducati oficiales, fue el de Honda el gran vencedor del pasado domingo; y por partida doble. Vamos al grano.

Para empezar: a veces pienso que Ducati se comporta (en términos futbolísticos) como un equipo pequeño cuando se enfrenta a un auténtico grande. Sé que es un error por mi parte, en el fondo y en la forma; por tirar de símiles futboleros que la parroquia motera odia y porque lo que hizo Danilo Petrucci fue pura grandeza deportiva. En realidad, es a Andrea Dovizioso y no tanto a Borgo Panigale a quien hay que poner en la diana de la presión de enfrentarse a Marc Márquez: en definitiva, es el de Forli el que tiene la mejor arma y la mayor experiencia para intentar vencer al de Cervera.

Por eso, para Marc Márquez, quedar por delante de Andrea Dovizioso es un triunfo en toda regla. Y que el único que le haya ganado sea un piloto que lleva la misma Ducati y que está destinado a ser su escudero, también ayuda. Desde la bandera de cuadros (y aún sigue el ruido por las redes) he podido ver un mantra de la afición que se resume en algo que leí y rezaba más o menos así: “Hoy todo el paddock está feliz von la victoria de Danilo”. Bien, creo que se olvidaron de Dovi. Y eso le hace feliz a Marc; porque sabe que desgasta a su inmediato perseguidor de cara a la lucha (aún apretada) por el título:

Hay que saber sufrir: el objetivo era ganar a Dovi. Tocaba defenderse  y hacerlo con un segundo puesto no está mal. Podía haber tirado como hago siempre, pero corría el riesgo de que nos fuéramos los dos largos y que ganara la carrera Dovi. Llegamos aquí con 8 puntos de ventaja y nos vamos con 12, que es muy positivo.”

La segunda parte de la doble victoria de Marc Márquez en Mugello reside, precisamente, en el hecho de no haber ganado la carrera. Vencer delante del territorio más hostil el año (y hay varios que le siguen de cerca en intensidad) a dos Ducati de un golpe sería eso, un golpe, un subidón al más puro Termas que se acaba pagando en Austin. Marc ya está pensando en Montmeló y lo hace en su línea correcta:

Dirán que en Mugello he vuelto a perder la carrera en la última vuelta… Bueno, estoy ahí y es lo importante: sufrir y estar ahí, sufrir y estar ahí. En parrilla, estuvimos revisando durante un buen rato con preocupación el tren delantero. No lo puedo contar, pero fallaba una cosa importante para mí. Tenemos que estudiarlo. Ahora a Montmeló: a ver cómo va, los neumáticos allí serán importantes y a ver cómo lo gestionamos.”

Yo no solamente digo que Marc Márquez no fue vencido en Italia; sino que ganó por partida doble. No sólo no perdió una carrera (que tuvo un vencedor tan romántico como irrelevante, por ahora) sino que dio un paso de gigante para ganar un nuevo campeonato. Fue una doble victoria. Y así he querido titularlo.

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