La “Alerta Anti-Márquez” que vislumbrábamos algunos desde hace años se ha consolidado definitivamente. Es una dictadura sin paliativos. Marc Márquez ha vuelto del parón de julio en un estado de forma aún mejor. Y MotoGP, que no pasa por su mejor momento de popularidad entre los espectáculos deportivos que se siguen en España, se resiente. La emoción se ha diluido como “dos peces de hielo en un whisky on the rocks” al sol de agosto.
El Mundial de MotoGP lleva evolucionando en la línea correcta los últimos años. Correcta, digo, de cara a poner dos parámetros fundamentales bajo el mismo paraguas del espectáculo: seguridad e igualdad de condiciones para los pilotos. El mismo proveedor de neumáticos y de electrónica son decisiones positivas, pero algo ha fallado. Después de un inicio de temporada esperanzador, en el que parecía que habría pelea por el título entre más de dos candidatos, nos hemos plantado en el ecuador de la temporada con la certeza del octavo entorchado de Marc Márquez certificado.
Vuelvo a la entradilla y al titular: Márquez no tiene la culpa, Marc no es el problema. Marc Márquez está haciendo, sencillamente, lo que tiene que hacer. Da su máximo, lo busca constantemente; y encuentra el resultado. Desde hacer una pole en mojado con slicks a bostezar antes de la carrera, mientras espera a que se seque la pista para que sus compañeros de parrilla se enfrenten al semáforo de salida con solvencia; todo responde a la clave que explica el rendimiento de este piloto: la excelencia en la actitud.
Marc Márquez hace su trabajo, ni más ni menos. Y eso no debería ser un problema para MotoGP. El problema del campeonato es que el resto de rivales no lo hace. Así de sencillo. El problema no es Marc. El problema es el resto. Crivi lo dice en “La cena de los Campeones”: Marc y los demás. En este magnífico serial de Dazn se ve cómo un sanedrín de pilotos españoles campeones analiza lo que está pasando por las cabezas (siempre la cabeza) de los gallos de la parrilla de MotoGP que deberían (y algunos han intentado) plantar cara a Márquez. Escuchas a Sito hablando de Valentino, a Checa de Lorenzo, a Aspar de Viñales… Y ves cómo se muerden la lengua; para acabar alabando lo que está haciendo Marc.
Se puede hacer una tesis sobre los de Yamaha; o un monumento al que de verdad lo ha intentado este año; y está como está, Jorge Lorenzo. Pero tú estás en la playa y yo tengo una idea concreta que decir; no debemos enrollarnos más de la cuenta. En este punto de la temporada, yo tengo un culpable específico que señalar: Ducati. El bajón conformista de Andrea Dovizioso es proverbial; y las celebraciones del box rojo en Brno tras un segundo puesto ni luchado ni merecido, determinante. Solamente saco a Jack Miller de la quema de Borgo Panigale. Ducati es la mejor moto, tienen el mejor paquete y sus pilotos deberían tener mejor actitud para plantar cara al dictador de la parrilla, en este momento del año y en estos circuitos. En cuatro días tienen otra oportunidad en Austria; y espero que este artículo se haya quedado antiguo y reaccionen. Por su honor. Y por el bien de MotoGP.
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