Algún día, cuando se estudien la comunicación en los comienzos del siglo XXI algún historiador tendrá que explicar la locura que le dio a medio mundo con los “influencers” y demás extraños oficios surgidos al albor de las redes sociales. Sobre todo porque la tontería empieza a salirse de los límites.
Tiffany Mitchell, una “influencer” americana ubicada en Nashville -Tennesee- y con casi 220.000 seguidores sufrió un accidente mientras viajaba en su BMW seguida por el fotógrafo con el que iba a realizar un sesión. Tras la caída -que no fue grave pero causó a la conductora las pequeñas contusiones y quemaduras habituales- y mientras esperaba la llegada de los sanitarios, la accidentada aprovechó para pedirle al fotógrafo que sacara imágenes de sus contusiones para subirla a su cuenta de Instagram… ¡y colocó estratégicamente un par de botellas de la marca de agua que la patrocinaba!
La reacción en las redes de cientos de indignados motoristas fue inmediata y unánimes las críticas a unas imágenes que frivolizan los accidentes de moto… con un resultado inesperado: la marca de agua mineral canceló de inmediato su vinculación con la tal Tiffany y ésta tuvo que retirar las polémicas fotos ante la oleada de acusaciones de montaje.
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