Es evidente que si Yamaha quiere defender sus opciones de cara al futuro tiene que pensar seriamente en cuidar a Fabio Quartararo, que ahora mismo es objeto de deseo por todos los fabricantes de MotoGP. No es una situación fácil. Yamaha tiene que lidiar con una compleja geopolítica. Sus actuales pilotos de fábrica, todavía con contrato para 2020, se encuentran en el disparadero. Valentino Rossi porque no consigue la velocidad precisa para estar delante, pero sigue teniendo esa presencia imponente y una voluntad férrea de seguir adelante. Maverick Viñales porque no acaba de rematar, y muestra una indecisión preocupante sobre su relación con Yamaha.
Ni Rossi ni Viñales aparentan ser el futuro de Yamaha, pero el fabricante japonés no puede hacerles de menos frente a Quartararo. Pero si no da al francés más cobertura de cara a 2020, ese diamante en bruto puede terminar en las filas de otro equipo. Por eso, de cara a la próxima temporada, Yamaha ha decidido que el equipo Petronas, tanto Quartararo como Franco Morbidelli, recibirán motos 2020 como las de Rossi y Viñales. Lo que está por ver es si van a tener la misma atención que los pilotos de fábrica, recibiendo las mismas evoluciones que ellos a lo largo de la temporada.
Este movimiento es lógico, no sólo por tratar mimar a Quartararo, sino también para satisfacer las aspiraciones del patrocinador, Petronas, que se ha metido en el Mundial de MotoGP con un ambicioso proyecto de larga duración con el objetivo de terminar siendo el patrocinador del equipo oficial Yamaha. También hay que cuidar al señor que pone el dinero. Yamaha lo sabe, porque durante varias temporadas el equipo de fábrica ha competido sin un patrocinador que ayude a costear la gestión de la escudería.
Quartararo, firme
Volviendo a 2019, que es lo que nos ocupa, una vez más Quartararo ha sacado a relucir su calidad. Ha pulverizado los registros de Sepang con su tiempo en la segunda sesión de entrenamientos de hoy, en la que los pilotos han tiro de neumáticos blandos para lograr su clasificación. Márquez ya hizo los deberes en la primera sesión y por eso en la segunda se ha dedicado a rodar con neumático usado, marcando la pauta al inicio del entrenamiento y posteriormente trabajó en su ritmo con ese compuesto blando sin preocuparse por asegurarse una plaza en la Q2, que tenía ya garantizada. Verlo en una retrasada 13ª posición en esta sesión resulta sorprendente y anecdótico.
La jornada ha concluido con cuatro Yamaha en las cinco primeras posiciones, emparedando a Andrea Dovizioso y su Ducati, en un escenario donde las motos italianas siempre han funcionado bien. Y Marc Márquez ha sido sexto en el conjunto del día.
Jorge Lorenzo ha tenido atisbos de mejora durante la Q2, aunque a la hora de apretar no ha podido responder. Su futuro sigue siendo una incógnita. Los mentideros del paddock hablan de que su continuidad está en el aire, y tanto él como Honda lo desmienten. Pero ambas partes saben que no pueden seguir así, y por más que pasen las carreras no experimenta una evolución ni hay mejoría evidente. ¿Soluciones? Lorenzo dijo que se había planteado correr con una especificación 2018, pero eso no habría ni que planteárselo, porque el reglamento establece que los pilotos de un equipo deben emplear la misma configuración, así que esa no era una alternativa.
De momento, Johann Zarco, con la Honda RC213V 2018 de Nakagami, sigue siendo más rápido que Lorenzo, medio segundo en ambas sesiones. El francés aspira seriamente a una plaza en la Q2, si no directamente sí a través de la Q1. Y mientras tanto se reivindica como piloto, superando el vacío que ha dejado en él su etapa en KTM. ¿Dónde estará su futuro inmediato? Él lo busca en Moto2, pero de momento no sabemos si ha tenido éxito en su búsqueda.
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