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Todos los años, la misma historia; o la misma histeria: vemos, por fin, a los pilotos de MotoGP dando unas cuantas vueltas; y todos queremos adivinar cómo será la temporada que aún no ha comenzado.

Las MotoGP ya han rugido, por fin, como cada febrero en Sepang. Y volverán a hacerlo antes de fin de mes. Neumático trasero nuevo, planes de trabajo diferentes de cada equipo… y de cada piloto dentro de cada equipo. Calor, humedad y rumores. Pero nada, oigan; que un par de Yamaha y alguna Suzuki van a arrasar, que Aleix con su nueva Aprilia va a hacer podios, que Lorenzo y Rossi volverán a ser compañeros de equipo en 2021; y que Ducati fatal, fatal, fatal… ¿Y Marc? Peor: ¡que se ha operado las orejas!

  • La verdad es que el circo que montamos, entre la prensa y los aficionados, del circo que ya es por sus propios méritos, MotoGP, es divertido en esta época del año. Yo echo en falta un poco de autocrítica entre los periodistas, que no somos capaces de reconocerle al personal (que nos sigue con paciencia infinita) que en la mayoría de los casos estamos “en la higuera” (se dice así en el mundo de las noticias) y que sólo nos enteramos de lo que nos quieren contar. Y a veces mal: noticias falsas, o sea. Todo lo de Yamaha estaba cocinado desde navidades y no se ha sabido hasta que ellos han querido, por ejemplo.

Y de la misma manera, el auténtico rendimiento de los equipos y sus pilotos no los conoceremos ni siquiera después de la carrera inaugural del desierto de Losail. Incluso después de la primera bandera de cuadros, haremos apuestas que seguramente se caerán como los naipes de una baraja cuando juegan a ser castillos. Por eso, parroquia: porfíen, pero no se jueguen los cuartos. Se lo dice uno que ya perdió todos los dólares que le quedaban.

Lo que llevamos de pretemporada sirve, seamos serios, para especular y entretenernos. Empecemos por los diapasones. Tenemos a un Valentino Rossi motivado, vale; pero no sabemos si engañándose a sí mismo por encima de sus posibilidades. A un Maverick Viñales que por fin (le obligaron a pasar de la goma blanda) compró lo que siempre le he dicho en los test: “no asomes la cabeza”: supo trabajar ritmo. Un Fabio Quartararo que ya tiene la presión de ser piloto de equipo de fábrica un año antes de que empiece su contrato como tal; y que ha estado estos tres días haciendo lo que ya ha demostrado que sabe hacer, los sábados de Gran Premio; pero sin haber hecho lo que tenía que haber hecho ningún domingo, aún. Y hemos tenido a un inefable Jorge Lorenzo, feliz, a su bola en la pista y en los garajes, regalando, para la historia, una imagen impagable charlando con Valentino en el box. La mejor que podría haber plasmado el maestro Gigi Soldano para el título de esta entrada: nada es lo que parece.

Sigamos con el ala dorada. Marc Márquez no está bien; pero las orejas no tienen nada que ver con esto. Ni siquiera me he fijado en las fotos que se han compartido en redes; al más puro estilo Michael Jackson del negro al amarillo (nunca llegó al blanco) cadáver. Márquez tiene secuelas de la caída monumental que sufrió en este circuito de Sepang, en el cuarto de hora de la clasificación del sábado, siguiendo a Fabio. Un palo que solamente se supera si eres piloto (y no todos) de MotoGP. Pero ha dicho una de esas cosas que hay que tener muy en cuenta: que si la primera carrera fuese mañana estaría más preocupado por su moto que por su físico. Ojo: ya salen rumores de nueva operación y de perderse el inicio de la temporada. No se fíen…

Lo de Borgo Panigale tiene poco recorrido. Podemos enterrar a Andrea Dovizioso una vez más, como hemos hecho tantas veces; y darnos una nueva bofetada de realidad viendo cómo repasa a todo trasto en esa recta endemoniada de Losail, en marzo. Podemos despreciar a Danilo Petrucci, sin darnos cuenta que está en el punto perfecto en el que mejor rinde: sin contrato para el año que viene. Podemos poner todas las esperanzas ducatistas en Miller, Pecco o Zarco; como si no tuviéramos suficiente información sobre el rendimiento de sus físicos y sus cabezas. Pero déjenme que les diga una cosa: llegaremos a Qatar y Ducati estará ahí delante. De una forma u otra.

De Aprilia no me fío y de KTM no me creo nada: tienen que hablar en pista, en un Gran Premio (que dura un siglo) las motos y, sobre todo, sus pilotos. Y lo mismo para Suzuki; precisamente por ser la que mas asoma la cabeza estos días. El nuevo Michelin les va bien a todos estos; pero no quiero pensar que los grandes equipos de siempre sean incapaces de sacarle tanto o más partido. Y sobre todo (permítanme que insista, que me repita) sus pilotos. Al final, el espectáculo estará servido en marzo, que es cuando toca. Disfrutar del aperitivo es una cosa; querer alimentarse comiendo de pie en la barra de un bar, es otra, errónea. Siempre te lleva a una mala digestión.

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ale.garciamontes
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