Todo pintaba bien para Albert Arenas antes de la celebración de la carrera de MotoGP. A lo largo del fin de semana el segundo de la clasificación, el japonés Ai Ogura, había sufrido mucho para ni siquiera conseguir entrar en la Q2. Sabida es su capacidad para remontar silenciosamente y figurar finalmente en puestos delanteros al finalizar la carrera, si no en el podio. Pero en Montmeló no iba fino y parecía que no iba a rascar muchos puntos.
El gerundense había conseguido una buena clasificación (4º) y no tenía problemas para seguir el ritmo de los de cabeza. De hecho rodaba segundo tras Arbolino en las primeras vueltas del GP cuando ha visto cómo entraba por el interior colado el escocés McPhee. Arenas ha tenido tiempo incluso para abrirse un poco por si acaso, pero el de Petronas iba algo más que colado y se lo ha llevado por delante. Los gestos de desesperación de Arenas evidenciaban su cabreo, pero en frío ha reconocido que él había hecho alguna vez de McPhee y se había llevado a otros pilotos por delante. Así son las carreras.
El resto de la carrera ha sido el continuo toma y daca característico de la cilindrada. Ogura ha finalizado finalmente en la 11ª posición lo que le aupa al liderato por escasos 3 puntos sobre Arenas. La segunda posición de final de Arbolino permite que se haya acercado en la clasificación general y junto con Vietti representan la amenaza italiana de cara al tramo final del mundial.
La victoria fue para el sudafricano de KTM Darren Binder, hermano de Brad Binder, campeón del mundo de Moto3 en 2016. Su pilotaje agresivo le ha hecho ganar merecida fama de crasher o striker, pero en esta ocasión fue el más listo y se puso en cabeza en la última vuelta sabiendo cerrar todos los huecos. Poco les faltó a Sergio García Dolls y a Alonso López (4º y 5º) para hacerse un hueco en el podio al entrar en meta a menos de medio segundo del ganador.
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