Mi querida colega Sara Montoro lanzó un debate muy interesante en las redes: ¿Tiene Ducati un problema saliendo de Qatar con cero victorias? A la sazón: Dos carreras seguidas en Losail, dos Yamaha en lo más alto del podio.
Y yo creo que sí, pero no sólo ése: Ducati tiene un problema saliendo Zarco líder de Qatar. Un problema, digo, que se encarna en sus pilotos oficiales. Y con el camorrista Miller sobre todo.
Sé que mucha gente me contestará enseguida con ese mantra que dice “bendito problema”…y que ya conocemos de los tiempos cuando se respondía eso mismo a los incautos que decían que tal vez Honda dependía demasiado de Marc Márquez.
El problema de Ducati es importante, aunque también es cierto que tiene fácil arreglo y desde luego no representa la amenaza que sí (hoy ya todos lo sabemos) tenía Honda. Déjenme explicarlo.
No se trata de la felicidad de los dos tipos de la foto. A fin de cuentas, el Pramac es el Ducati Junior Team de Borgo Panigale. Zarco ya es veterano y hace lo que debe. Además, la exhibición (ojo: de todo el fin de semana) del novato Jorge Martín es, en sí misma, la solución al “problema oficial” con Bagnaia e, insisto, sobre todo con Miller.
Cualquiera de ambos debería haber ganado las dos carreras. Especialmente Jack Miller, que lleva en MotoGP desde 2015, cuando le dejaron desertar de la mili de Moto2 y saltar al LCR donde tuvo que aprender de dos sargentos de hierro, Lucio Chechinello y Óscar Haro, a ser piloto, por fin.
Este domingo Miller demostró que aún le queda un poco para ser persona. Dirección de Carrera venía desertando de su obligación desde Moto3 con los hachazos de Toba y los cambios de dirección de Binder en recta.
Y los comisarios demostraron una falta absoluta de personalidad al no meterle una “long lap” a Joan Mir por adelantar, si acaso, agresivo… Para inmediatamente después sacarle bandera negra a Jack Miller por agredirle deliberadamente a casi doscientos por hora.
Porque si la intención es lo que cuenta, ok compro: la de adelantar a toda costa y tocar a un rival, sancionable; o la intención de sacudir sin más objetivo que hacerlo: mucho más punible.
Esto es parte del problema que tiene Ducati porque además, el otro piloto oficial (de Suzuki) que lleva el #1 en la espalda tiene labia de la buena: “Por lo visto se ha enfadado porque supongo que no le gusta ver que no está rindiendo como se espera de él.”
Borgo Panigale es un hervidero de egos: no necesitan que un piloto (que además no gana carreras) la líe de esta manera y que la Ducati oficial que más salga en la tele sea una que va en franco rumbo de colisión contra una Suzuki. Es algo que desestabiliza más de lo que parece dentro de una fábrica.
En quince días estamos en Portimao y después Jerez y Le Mans. Y con Marc Márquez, seguro. Entonces Zarco puede perder el liderato y Martín hacer top ten que nadie en Ducati les dirá nada: a los de rojo sí. Y a ver cómo llegan al GP de casa en Mugello, el 30 de mayo.
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