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Siempre ha habido distintas varas de medir en el mundial. Pero lo visto en Moto3 y MotoGP en el GP de Doha ha sido kafkiano. Dirección de carrera sanciona en Moto3 y no lo hace en MotoGP. En ambos casos se equivoca.

Hoy Jack Miller ha vuelto a ser noticia, pero por operarse con éxito (al igual que Iker Lecuona) del síndrome compartimental. Aún así, sigue sonando el eco de su acción deliberada contra Joan Mir durante la carrera de MotoGP, después de haber sufrido previamente un adelantamiento expeditivo por parte del balear. Este mismo lunes lo comentaban Diego Lacave y Máximo Sant en sus matutinos Diálogos sobre Ruedas. De hecho, en tres días casi ha tenido más visualizaciones que el capítulo de Diálogos sobre Ruedas más visto. Se han escrito ríos de tinta y escuchado en numerosos podcast. La mayoría de las opiniones censuran la maniobra de Miller, pero también hay quien lo disculpa y/o lo justifica.

El problema estriba en que las decisiones que se han tomado previamente en situaciones parecidas, sientan precedente. Pero claro, situaciones parecidas no son idénticas. Hay que buscar alguna figura que unifique criterios y que permita diferenciar una maniobra punible de la que no lo es. No es descabellado sugerir que esa figura sea la intencionalidad, que su presencia motive como agravante; y que la no intencionalidad lo haga como eximente.

En la carrera de Moto3 del domingo pasado, Jeremy Alcoba tiró involuntariamente a John McPhee a cuatro vueltas del final en pugna por los primeros puestos de la carrera. La semana anterior, McPhee había caído en similares circunstancias, pero no es excusa para, histérico, agredir a Alcoba en la puzolana. Alcoba no podía sino defenderse. Hay que recordar que McPhee no está libre de pecado. Sin ir más lejos, tiró a Albert Arenas el año pasado en Montmeló. Pues bien, han sancionado a ambos con salir desde el pit-lane en la próxima carrera en Portimao. McPhee deberá hacerlo 10 segundos después de la salida. Alcoba, 5 segundos pero, ¿por qué? ¿por repeler la agresión?

Quizá Dirección de Carrera considere que tenía que haber puesto la otra mejilla, o huir del aguerrido escocés, para escarnio de los patrocinadores del español. Alcoba, igual que servidor, no lo entiende, como ya ha hecho saber en RRSS: “La carrera empezaba normal, sin querer gastar neumáticos y que el viento me jugase una mala pasada. A mitad carrera estaba por medio de un gran grupo de pilotos, y por un momento lo he visto difícil pero allí estábamos. Luego, cuando quedaban unas 7 vueltas, he empezado a gestionar mis posiciones y a colocarme en sitios menos peligrosos y más encabezados, me he visto bien y estaba dispuesto a ganar la carrera. Pero como bien sabréis, cuándo quedaban 4 vueltas me he ido al suelo; no tengo claro si ha sido mi culpa, porque igual quería defender una buena 2a posición, o que el piloto que tenía justo delante me ha frenado muy fuerte cerrando mi puerta. Entonces allí me he caído y por mala suerte otro piloto se ha comido (literalmente) mi moto. El caso es que para la próxima carrera, aparte de la rabia que me ha hecho caer en esta bonita carrera, estoy sancionado con salir de pitlane + 5” , todo porque el otro piloto se ha pensado que lo he tirado, ha venido hacia mi, me ha empujado y me ha dado una patada en los huevos. Pero bueno, intentaremos aprender de los errores y trabajaremos para ganar.”

De igual manera que no se duda de la intencionalidad de McPhee, tampoco se puede dudar de si la tuvo Jack Miller en la carrera nocturna. Sus gestos hacia Mir son la prueba, aparte de que no lo ha negado. Pero Dirección de Carrera, no sé si por haber dejado estar la maniobra anterior de Mir (también al borde del reglamento, pero no lo traspasa), por un afán compensatorio o no se sabe por qué, consideró que la cosa quedase así, como si no hubiera pasado nada.

Y sí que pasa. Por muchas sanciones ejemplarizantes que se impongan en las cilindradas menores en aras de la “formación humanística” de los jóvenes (y no tan jóvenes, McPhee cumple 27 años), es MotoGP el espejo en que todos los pilotos se miran, sin contar con que muchos pilotos de MotoGP no tienen más de 23 años. En 2015, Valentino Rossi entró en una curva buscando con la mirada a un rival, con clara intención de contactar con él. Así ocurrió y tampoco se sancionó. Quizás es el precedente en que Dirección de Carrera (recordemos, con representantes de la FIM, Dorna y el IRTA) se basa para permitir a Miller cabalgar como un gaucho en la Pampa, cuando está en una pista de carreras en la que todos se están jugando la vida. ¿Tendrá que concluir el próximo episodio en tragedia, como las inocentes peleas pandilleras entre Sharks y Jets en West Side Story, para que alguien tome cartas en el asunto?

Sí, el motociclismo es un deporte de contacto, pero sobrevenido por la acción de pilotar, no motivado por la acción de pilotar. Si hay intención, castigo. Si no, son carreras.

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ale.garciamontes
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