En siete días, de una a otra punta del mundo, Ducati ha festejado los títulos mundiales de pilotos en MotoGP y Superbike. De España a Indonesia. De Valencia a Lombok. Del Circuit Ricardo Tormo al Mandalika International Street Circuit.
El italiano Pecco Bagnaia y el español Álvaro Bautista pusieron las guindas a los dos grandes proyectos de Ducati, que desde hace ya muchísimos años es la referencia indiscutible a nivel mecánico tanto en el Campeonato del Mundo de MotoGP como en el Campeonato del Mundo de Superbike.
Si algo ha demostrado la marca italiana a lo largo del último lustro (o más) con la superioridad de la Desmosedici y la Panigale, es que el piloto sigue siendo decisivo en el motociclismo.
Ya puedes tener la mejor moto, que sin un gran piloto que consiga llevarla al límite es muy posible que te superen grandes pilotos con máquinas inferiores, como les sucedió durante muchos años con Marc Márquez y Jonathan Rea, y más recientemente con Fabio Quartararo y Toprak Razgatlioglu, que el pasado curso dieron a Yamaha su segundo doblete MotoGP-WSBK.
Esta vez, ha sido Ducati la que ha inaugurado su casillero en este tipo de dobletes, siendo la tercera marca que lo consigue tras los tres de Honda (1989, 1997 y 2002) y los dos de Yamaha (2009 y 2021):
Evidentemente, las increíbles prestaciones de las creaciones de Gigi Dall’Igna propician que haya quienes infravaloren los títulos mundiales conquistados por Bagnaia y Bautista, minimizando su impacto en los mismos. Sin embargo, esas acusaciones de ‘ganar solo por la moto’ se desvanecen con un rápido vistazo a la clasificación general de sus competiciones.
Pese a que las Ducati son mayoría en el top 10 de ambos campeonatos, ambos han tenido que derrotar a pilotos de otras marcas. Los grandes rivales para el título de Bagnaia no han sido Jack Miller ni Enea Bastianini, sino Fabio Quartararo con la Yamaha y Aleix Espargaró con la Aprilia (aunque finalmente cediese el tercer puesto ante la Bestia). De la misma forma, Bautista no ha tenido que pelear por la corona ante Michael Rinaldi y Axel Bassani, sino ante Razgatlioglu con Yamaha y Rea con Kawasaki.
De ahí que el 63 y el 19 hayan sido las piezas determinantes para que el 2022 se recuerde como el año perfecto de Ducati (o al menos el primer año perfecto de Ducati), ya que han ganado (o van a ganar) prácticamente todas las clasificaciones en juego tanto en MotoGP como en Superbike.
En MotoGP han conquistado los tres títulos mundiales en juego, con Pecco Bagnaia en pilotos, Ducati en constructores y Ducati Lenovo Team en equipos; además de todos los demás trofeos en juego (con participación en los mismos de sus tres equipos independientes): el propio Bagnaia ha ganado también el BMW M Award y el Pole de poles; Enea Bastianini el mejor piloto independiente, el Prima Pramac Racing el mejor equipo independiente y Marco Bezzecchi el rookie del año. Además, han sido la marca con más victorias y más podios.
En Superbike ya han asegurado el título de pilotos con Álvaro Bautista y, a falta de la última ronda, acarician los de constructores (49 puntos de ventaja sobre Yamaha con 62 en juego) y equipos (100 de ventaja con 111 en juego); mientras que Axel Bassani ya ha ganado el de pilotos independientes, con el Motocorsa rozando el de equipos independientes (82 de ventaja con 111 en juego).
Además, Bautista puede ganar el ‘Best Lap Award’ (va 8-8 ante Toprak) y convertir a Ducati en la marca con más victorias (14-14 ante Yamaha) y podios (llevan 36 por los 30 de Yamaha). Lo único que se les ha escapado es el trofeo Superpole, que se jugarán Razgatlioglu y Rea.
¿Y cuál es el reto para 2023? Evidentemente, tratar de repetir dicho éxito, lo cual no será nada sencillo. Ninguna marca en toda la historia ha enlazado dos dobletes seguidos MotoGP-Superbike, así que el objetivo es romper esa maldición.
Y, si quieren ir más allá, pueden buscar el triplete de títulos mundiales entre MotoGP, Superbike y Resistencia -donde la Panigale V4R ya empieza a asomar la cabeza-; algo que solamente han conseguido una vez tanto Honda como Yamaha. La marca del ala dorada lo hizo en 1989 con Eddie Lawson, Fred Merkel y Alex Vieira; y la de los diapasones en 2009 con Valentino Rossi, Ben Spies y el Yamaha Austria Racing Team.
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