Traída del futuro (esa la impresión que causaba la máquina que llegó el mismo año en que el hombre piso la luna), la Honda CB750.
Por Michelle Rivalcoba
Insólita, increíble, avanzada para su época, revolucionaría, legendaria… Refiriendo a la Honda CB750 podrían enlistarse una serie de adjetivos que no terminarían de describirla. Y es que esta máquina que llegó en 1969 estaba tecnológicamente a años luz de sus competidoras. ¡No había nada malo en ella…, simplemente era perfecta!
La máquina espacial de dos ruedas
51 años hasta este 2020 han pasado desde que el hombre piso la luna por primera vez. También el mismo tiempo ha transcurrido de la llegada de la primera Supermoto al mundo bajo la marca Honda. ¿Pero que le valió el ser reconocida como tal?
La Honda CB750 destacaba por algunas características particulares, por las que bien le hubiesen podido apodar “la moto espacial”.
Esta Supermoto contaba con un cigüeñal de una sola pieza, y por primera vez en el mundo en una moto, con frenos delanteros de disco; con lo que dejaba atrás a sus rivales británicas, ya que esto le daba la capacidad de frenar mucho más rápido que cualquier otra moto existente.
¡Esta Honda era lo máximo! Tenía una elevada calidad y un nivel de fiabilidad nunca visto hasta entonces en una máquina producida en serie. Pero esto solo era parte de las sorpresas.
El inaudito motor del sector
Después de la Segunda Guerra Mundial, Honda dedicó sus esfuerzos a la investigación y al desarrollo de tecnología de punta. El resultado de esto se vio reflejado además de sus coches, en una motocicleta presentada por Honda en el Salón de Tokio de 1968 y lanzada al público en GB en la “Exhibición de motocicletas de Inglaterra” (‘England motorcycle show‘).
La Honda CB750 llegó al mercado con un motor de 4 cilindros en línea, ¡era la gloria!
Honda ya había empleado esta configuración del motor de cuatro cilindros en línea. Desde 1960 diferentes motos de Gran Premio, como las RC146 (125 cc), RC160 a RC164 (250 cc), RC170 a RC173 (350 cc), y RC181 (500 cc), habían empleado este motor, pero nunca una moto de calle, y cuando los ejecutivos de la marca japonesa decidieron hacerlo ¡fue abrumador!
Su motor SOHC de 8 válvulas cubicaba 733 cc, ofreciendo una potencia de 68 CV a 8.500 rpm, que le permitía alcanzar una velocidad máxima por encima de los 200 km/h. Ofrecía unas prestaciones que ninguna otra moto de serie era capaz de conseguir en aquellas fechas. Honda brindaba a sus clientes un nivel de sofisticación que en esos momentos no existía en la industria motociclista.
El declive de las marcas ante la reina de las motocicletas
Con sus características (increíbles para la época), la Honda CB750 no tardó en llegar a otros países. Y es que quién no desearía rodar con una moto cuyo motor solo era propio de Grandes Premios.
Pronto su bajo costo y superioridad puso en jaque a las marcas americanas y europeas al grado de cerrarse fábricas. ¿Quién podía competir contra una motocicleta más que perfecta? Con la Honda CB750 no era necesario sufrir si se quería ir rápido. Hasta entonces había que soportar las vibraciones y la inestabilidad de las perdidas de aceite, lo que no era problema con la CB750.
Un plus…
Los concesionarios colocaban un vaso de agua en el asiento de la moto y la aceleraban con la idea de mostrar que no importa cuánto la aceleraban, el vaso no se movía y el agua no se derramaba…
Referencia tecnológica
Poco a poco, la configuración de cuatro cilindros en línea terminó convirtiéndose en un diseño convencional de Honda, incorporándolo en diferentes cilindradas, como la CB500, CB550, CB350, y CB400, que siguieron a la primera CB750 a lo largo de la década de los años setenta, culminando en 1979 con las CB900F, que con su motor tetracilíndrico DOHC de 901 cc alcanzaba los 95 CV de potencia, y una renovada CB750F.
Desde aquel y lejano primer motor tetracilíndrico en línea, Honda ha mantenido esta configuración por espacio de más de cincuenta años, con todo tipo de modelos, turísticos o deportivos, de cualquier cilindrada, de 350 a 1.300 cc, partiendo siempre de las siglas CB, desde las primitivas deportivas de los años setenta, a las potentes superdeportivas de la actualidad, como la Honda CBR1000RR R SP Fireblade, que con sus 214 CV de potencia representa el máximo exponente de los modelos deportivos de la marca.
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