Y es lo de menos porque eso (ganar en los Países Bajos) es algo que hemos visto hacer a muchos pilotos españoles desde la tele en blanco y negro. Luego lo explico.
El TT de Assen volvió a demostrar que un Gran Premio de Motociclismo, desde la rueda de prensa del jueves a la carrera del siglo del domingo, dura cien años.
Maverick Viñales se va de vacaciones (y remata la magistral entrevista de Izaskun Ruiz) diciendo que quiere revancha. Se larga de Yamaha (teniendo contrato en vigor para 2022) a final de este año.
El viernes estaba fuera de MotoGP y el sábado a medio día aceptó la oferta de Aprilia para la próxima temporada. En el vídeo con Máximo Sant contaré todas las claves.
Valentino Rossi es otro que ha envejecido un siglo en un fin de semana de carreras. Al llegar a Assen, el jeque que le pagará su fiesta VR-46 en MotoGP dijo que ojalá corriera con una de sus Ducati.
Pero el domingo se dio el palo definitivo en el sitio donde en 2019 Jorge Lorenzo se juró a sí mismo, mientras rodaba por el suelo, dejarlo si se levantaba y era capaz de andar. Pablo Nieto dice que contará su decisión en Austria. Vale.
“Moto quiere moto” dijo Marc Márquez sobre el parón de julio: una semana de desconexión total y después al pisito de Rufea. Su finde holandés ha sido su “guerra de los cien años” particular.
Porque el miércoles le dijo a Alberto Puig que no sabía si podría correr. El viernes puso firmes a los capos japos de HRC después de otro palo inaceptable del tren trasero: no se fue nadie a dormir hasta que arreglaron la electrónica.
Y el domingo Honda le puso una moto para estar en el podio. Acabó séptimo; saliendo el 20 en parrilla sólo por delante de Binder y Gerloff: su peor sábado en MotoGP.
Un último apunte antes de cumplir con mi titular y honrar al tipo de la foto: Moto3. De nuevo, Pedro Acosta ganó mucho más que los tres cajones del podio que perdió. También lo explicaré en YouTube. Vamos con el toro de San Martín de la Warner (perdón: de la Vega).
Raúl Fernández es mi campeón del TT de Assen 2021. Y no por ser ganador el domingo en Moto2; sino por comportarse como un titán el sábado, en un box de Moto3.
Romano Fenati, de 25 años, agredió como el abusón macarra que es a un chaval de 17, compañero de equipo, con el que venía discutiendo en pista. El niño (“Pitito”) no puso la otra mejilla: Jesucristo no nació en la campiña sur madrileña…
Los mecánicos se encargaron de separarles. Y Raúl Fernández intervino lo justo, sacando a su hermano pequeño de allí y protegiéndole de cualquier consecuencia peor. Maduro. Expeditivo. Profesional.
Después vino la difamación de algunos medios y el domingo, con la victoria de Moto2 bajo el brazo, el piloto de KTM se encargó de explicar categóricamente los hechos. Soberbio.
Pero Raúl Fernández fue el campeón en la sombra este fin de semana también por el culebrón que acaba de ponerse en marcha con su futuro. Y él volvió a acertar en sus declaraciones.
Los de KTM le quieren en su Tech3 el año que viene: ya tienen un líder en Moto2 para 2022; y se llama Pedro Acosta. Y el viernes le cortaron el camino del Petronas.
Pero el sábado, se destapó el frasco del ViñalesGate y su nombre volvió a sonar para el equipo de fábrica de Yamaha. Sería un milagro que Suzuki liberara a Joan Mir para 2022; y Lin Jarvis quiere apostar a piloto novato: Fabio Quartararo está de moda y crea tendencia.
Una vez más, para terminar, Raúl Fernández pilotó fino fuera de pista: al 99 por ciento quiere quedarse en Moto2 y alaba al equipo que le ha dado más que nadie; dice se debe a ellos.
Ni siquiera es necesario creerle: sólo hay que entender que hace (y dice) lo que debe, hoy. Mañana ya habrá tiempo de vacilarle llamándole Mister 1% cuando se haga oficial su contrato en MotoGP para el año que viene.
Yo me quedo este domingo con mi sensación particular: Raúl Fernández es el campeón del TT de Assen 2021. MotoGP para en julio; pero los responsables de equipos y pilotos no; y Moto1 Pro tampoco. Estén atentos: vamos a contarles muchas cosas.
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