Y como siempre, no todo bueno. Iremos por partes; empezando por lo mejor, el podio, o sea: enormes Jorge, Joan y Fabio. Tres estandartes de la nueva generación de MotoGP, que triunfa por la fuerza de los hechos.
Jorge Martín apunta a piloto oficial, Joan Mir saca oficio de campeón y Fabio Quartararo es el auténtico vencedor a largo plazo de este fin de semana de carreras.
Un Gran Premio de Estiria (el de Austria se celebra el próximo fin de semana) que arrancaba el jueves con el anuncio de la decisión de Valentino Rossi. Se retira al final de este año. Yo no me lo creeré hasta 2022.
Seguimos con un viernes (y el inicio del sábado) viendo a Dani Pedrosa como mejor KTM. Sentimientos indescriptibles por las redes. Al final resultó que Brad Binder es piloto de domingos. Lo dicho: el relevo generacional es imparable.
Vamos con Moto2: Raúl Fernández se va por lo criminal al Tech3; cuando soñaba con Yamaha. El anuncio de KTM, indecente; y el piloto no duerme por la noche y no rinde por el día.
Yo apostaría a que este tío se rebela. Pero Ernest Riveras contó este domingo una clave definitiva: las fábricas (Iwata-Mattighofen) se han puesto de acuerdo, esta vez. Veremos: Raúl está cabreado.
Sobre Moto3: el empuje de Pedro Acosta llega hasta donde llegan los elegidos: Dirección de Carrera. Ojo: interpretaron bien con él. Lo malo es lo mucho que se equivocan con el resto de los mortales.
Marc Márquez. Autoescuela Farruquito: o te quitas o te quito. Alguno me dirá lo de Racing is Racing y yo le diré, con todo el cariño del mundo, que Racing tu padre y que así no, coño. Dos carreras, dos toques. Con el mismo.
Correctas declaraciones de Aleix, el golpeado. Mi análisis es que Marc volvió a apagar cabeza como en el Gran Premio de España 2020. Y menos mal que sólo lo pagó con un resultado mediocre. Takaaki Nakagami fue la mejor Honda.
Vamos con HRC: han decidido cargarse la potencia de su moto. Se aprecia perfectamente en las tomas del helicóptero de las salidas. Se acabaron las caídas por orejas pero el precio es elevado. En nuestros Diálogos de los lunes le contaré todas las claves a Máximo Sant.
Lo peor (y gracias al milagro nuestro de cada día) fue el accidente de Dani Pedrosa que provocó la colisión de Savadori y la bandera roja. Tengo un par de cosas incómodas sobre este asunto.
La más importante es que se trata de un accidente como el que le costó la vida a Hugo Millán: varios segundos desde que piloto y moto están en medio de la pista hasta que otro colisiona.
Máximo Sant lleva años pidiendo la radio en MotoGP. Con ella, un aviso del director de carrera que por reglamento obligara a cortar gas podría salvar vidas. Yo ya no tengo argumento alguno en contra: llegará.
La segunda reflexión es un sarcasmo que mañana comentaremos en YouTube: los mismos que sancionan por poner imágenes y prohíben grabar vídeos en los circuitos, recurren a lo que ha cazado alguien a pie de pista de manera espontánea con su móvil.
Mientras se publica esta entrada, veo a Maverick Viñales decir que no vale la pena seguir con Yamaha. Otro sarcasmo: todo el fin de semana forzando la sonrisa ante los micros y pidiendo perdón por sus declaraciones pasadas. Más lío a la vista.
Tomen aire: seguimos en Spielberg una semana más. Un gran circuito con un trazado que jamás debería acoger carreras de motos. Hemos superado el primer milagro. Que no tiene nada que ver con la machada de Jorge Martín, ojo: eso ha sido magia española.
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