Incendios: qué hacer si nuestra moto o coche comienza a arder

Todos los veranos vemos como los incendios arrasan miles y miles de hectáreas. Aunque la mayoría de ellos son provocados, otros comienzan por despistes humanos o tras sufrir un accidente con nuestro vehículo. Si bien es cierto que en realidad no arden con tanta facilidad como en las películas, eso no significa que no nos pueda pasar.

A veces la falta de mantenimiento o alguna avería repentina puede ser el origen del fuego. Otras veces una caída en la que se mezclan chispas con la pérdida de combustible o incluso aparcar la moto con el escape caliente muy cerca de zonas secas o plásticos puede hacer que nuestro vehículo termine en llamas. ¿Cómo tenemos que actuar en estas situaciones?

Lo primero de todo es mantener la calma, perder los nervios solo dificultará la situación. Es muy importante conocer las causas que han provocado el fuego porque si desconocemos el origen o la naturaleza de los líquidos del vehículo, cuando intentemos apagarlo lo que podemos provocar es un incendio mayor. Avisar al 112 cuanto antes también es un paso fundamental, y buscar o pedir ayuda a quien llegue por la carretera: actuar rápido y bien en los primeros momentos puede ser vital para que se quede en susto o llegue a catástrofe como hemos visto este verano.

En caso de incendio

Si el fuego comienza por una avería de nuestro motor, lo primero que tenemos que hacer es parar el vehículo cortando el contacto (parará la bobma de combustible). Si fuese posible, y el fuego persiste, utilizar un extintor para apagarlo cuanto antes. Como no es corriente llevar este tipo de equipos en nuestro coche (y menos en moto), debemos ver si podemos abrir el capó (con poco humo) para combatirlo en origen con tierra o arena (siempre hay en el arcén o cerca). Si ya tiene mayor entidad evita abrir el capó: se airearía y avivaría el fuego (y puedes resultar herido). Como en moto es directamente imposible llevar un extintor y está todo abierto, el mejor remedio para intentar sofocar las llamas es echarle arena o tierra encima.

Otra de las soluciones sería utilizar una manta ignífuga. Estos elementos – que se venden en tiendas de ropa para profesionales – sirven para cubrir el fuego y robarle gran parte del oxígeno, algo realmente importante para extinguir un incendio o, al menos, ayudar a sofocarlo con más rapidez. En caso de llevar una manta normal lo que puedes hacer es empaparla en agua y echarla por encima, también servirá de ayuda.

En el caso de que el incendio comience en el interior de nuestro coche (hoy en día es muy normal por el equipamiento eléctrico, o por un móvil cargando) nuestra reacción debe ser más rápida todavía, especialmente si nos encontramos en alguna zona con vegetación, porque el techo y los asientos están formados por materiales altamente inflamables, por lo que las llamas se extenderían con mayor rapidez todavía. En una situación así y tras apagar el contacto, si no se tiene un extintor a mano, lo mejor es cerrar las puertas y ventanas para que no entre ningún oxígeno y de esta forma conseguir que las llamas se apaguen con más rapidez. Mucho cuidado con abrirlo mientras está latente.

Si el incendio no comienza en tu vehículo pero te pilla uno en mitad de un paraje natural lo primero que tienes que hacer es detenerte en un sitio protegido y avisar al 112 (Emergencias). Todas las puertas y ventanas deben estar cerradas (en caso de ir en coche) y debes circular en dirección contraria al lugar del incendio evitando siempre terrenos complicados o pendientes que puedan dificultar nuestra huida, especialmente si vamos en moto.